El escándalo del cribado de cáncer de mama en Andalucía ha generado una profunda alarma social. No hablamos solo de retrasos, ni de protocolos mal aplicados, sino de miles de mujeres a la que nunca se informó de sus resultados médicos. Mujeres a las que se les negó la oportunidad de tratar a tiempo un cáncer. Mujeres a las que se les ocultó información vital. Y lo más grave: no se trató de un error puntual. Fue una cadena de negligencias. Fue silencio institucional. Fue política de encubrimiento.

Lo verdaderamente alarmante es que, cada día, aparecen nuevos casos. Cada día hay más testimonios de mujeres que no sabían, que no fueron avisadas, que no recibieron ninguna llamada. Que fueron engañadas ellas y sus familias. Y mientras tanto, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, afirma que ya se ha llamado “una a una” a todas las afectadas. Eso es falso. ¿Cómo van a llamarlas a todas si ni siquiera sabe cuántas son? Cada día, una versión distinta. Cada día, una mentira nueva.

Este no es un simple fallo administrativo. Es el síntoma de un sistema sanitario público colapsado. Faltan radiólogos, se acumulan pruebas sin revisar, las listas de espera se maquillan y la información se oculta. El caso del cáncer de mama es solo la punta del iceberg. Así lo han expresado los propios radiólogos: esto es una crisis estructural. Una crisis que el Gobierno andaluz lleva tiempo ocultando y que ha estallado por donde menos debía: por la salud de miles de mujeres.

La presidenta de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Sevilla lo dijo sin rodeos: “Moreno quiere su supervivencia política, yo la de las mujeres”. Esa es la diferencia. Mientras las pacientes luchan por su vida, la Junta de Andalucía se enreda en excusas, cambios de versión y declaraciones contradictorias. Primero negaron el problema. Después dijeron que eran muy pocos casos. Más tarde admitieron que eran miles. Y ahora, para justificar lo injustificable, afirman que no se informó a las mujeres para “no generarles ansiedad”. Eso no es cuidar. Eso es mentir.

No hay ningún protocolo médico que justifique ocultar un resultado a un paciente. No hacía falta cambiar nada. Solo cumplir lo que ya estaba establecido: informar, derivar, hacer seguimiento. Pero en lugar de eso, la Junta de Andalucía decidió mirar para otro lado. Y hoy, muchas mujeres están pagando las consecuencias con tratamientos más agresivos o, directamente, sin cura posible.

Los casos concretos estremecen. Una mujer es diagnosticada tarde, le extirpan las dos mamas, y un año después le llega una carta para que acuda al cribado. En Jerez, otra mujer recibe el diagnóstico de cáncer de cérvix un año después de hacerse la citología. “Se podría haber evitado y ya no hay cura”, dice. Estas historias no son excepción: son el resultado de un sistema destrozado.

Moreno Bonilla intenta apagar el fuego prometiendo nuevos planes para los cribados de colon y cuello de útero. Pero ¿con qué medios? ¿Con qué radiólogos? ¿Con qué datos si siguen sin saber cuántas mujeres fueron ignoradas en el cribado de mama? Lo que hace falta no son más promesas, sino responsabilidad, transparencia y acción inmediata.

La propia Junta deja entrever que otros cribados -cáncer de colon, cérvix, próstata- están en colapso como el de mama. Se están conociendo cientos de casos en todas las provincias. ¿Cuántos andaluces viven hoy con miedo a tener cáncer y no estar siendo tratados por culpa de los recortes de Moreno Bonilla en la sanidad pública?

Lo peor es que esta no es una crisis aislada. En Málaga, asociaciones de pacientes denuncian que hay más de 3.000 biopsias caducadas sin resultado. En Huelva, se acumulan 19.000 ecografías y resonancias con hasta dos años de retraso. Hay sospechas de que se han manipulado listas de espera para ocultar el verdadero colapso del sistema. Mientras tanto, las derivaciones a la sanidad privada aumentan. Desde 2019, el presupuesto destinado a concertar servicios ha crecido un 38%, mientras la sanidad pública pierde recursos, personal y calidad.

Moreno Bonilla presume de eficiencia, pero lo que tenemos es una sanidad pública desbordada y una gestión basada en ocultar, derivar y maquillar cifras. Las consecuencias ya no son abstractas: tienen nombre y apellido. Son mujeres que no fueron informadas. Son familias que viven con rabia. Son vidas marcadas por un silencio que nunca debió producirse.

Y no, este silencio no fue un error. Fue una decisión. Primero se negó la evidencia. Luego se culpó a los profesionales. Después se intentó justificar la omisión de información. Todo, menos asumir la responsabilidad política. La consejera de Salud ha dimitido, pero Moreno Bonilla sigue sin ofrecer una auditoría completa, pública e independiente que aclare cuántas personas están afectadas, en qué hospitales y con qué consecuencias.

La desconfianza crece, y con razón. ¿Cuántos informes quedaron sin revisar? ¿Cuántas citologías, colonoscopias, mamografías no se leyeron a tiempo? ¿Cuántos diagnósticos se perdieron? ¿Cuántas oportunidades de curación se han esfumado por negligencia? Las preguntas se acumulan. Las respuestas no llegan.

Este no es momento de discursos, ni de propaganda, ni de excusas. Es momento de actuar. Y de decir la verdad. Porque no hay reparación sin verdad. Y no hay futuro para la sanidad pública andaluza si se sigue permitiendo que el miedo, la falta de medios y la propaganda marquen la gestión de la salud.

La ciudadanía merece saber qué ha pasado. Merece que se auditen todos los programas de cribado, que se depuren responsabilidades y que se refuerce la atención primaria y hospitalaria con medios reales. Merece respeto. No puede haber normalidad mientras haya mujeres que siguen descubriendo hoy que su mamografía no fue evaluada. Mientras haya familias que no saben que un diagnóstico llegó tarde. Mientras haya vidas que pudieron salvarse y no lo fueron por culpa de la desidia.

Señor Moreno Bonilla, aún no sabemos cuántos andaluces más pueden estar afectados por errores tan graves como los del cribado de cáncer de mama. Pero sí sabemos que ya son demasiados. Y que la única forma de frenar esta crisis es con la verdad, con justicia y con responsabilidad. ¿Cuántos andaluces más, señor presidente de la Junta? ¿Cuántos más tendrán que enfermar o morir para que su gobierno afronte con total transparencia la magnitud del problema? Piense en salvar vidas y no en salvarse usted políticamente.

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