Nuestra voz no se perdió afortunadamente en ningún desierto. De momento, las coincidencias entre los activistas y el PSOE se sustentan sobre todo –más allá de obstáculos y de abundantes contradicciones, como es lógico- en una realidad incuestionable. Ambos tienen en común el progresismo, su visión global desde la izquierda, su rechazo radical a las injusticias y la necesidad de reformas políticas para fortalecer nuestra democracia y nuestras libertades avaladas por la Constitución.

Un rábano o menos
Nada de todo esto –que pretende, al fin y al cabo, mejorar la vida cotidiana de millones de ciudadanos razonablemente desengañados- le importa un rábano, o quizá incluso menos, a Mariano Rajoy. El líder del PP ha intentado a día de hoy pasar  de puntillas por encima de un fenómeno sociológico, humano y políticamente muy interesante. Lo ha hecho refugiándose en tópicos, vaguedades y lugares comunes, despreciando así a cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas que  confiesan su hartazgo frente a la crisis y el establishment intocable.



¿Posibilidad imposible?
Sin embargo, Rajoy, al parecer y por lo que se observa, ha ordenado a sus periodistas genoveses que vayan a por todas contra los indignados. Conviene a la derecha descalificarlos y presentarlos como si fueran descerebrados o hasta terroristas embozados. Y es que los indignados son peligrosos, muy peligrosos. Una coalición fáctica entre gentes del Movimiento 15-M y las bases socialistas pondría en riesgo electoral a un PP que ha llegado donde ha llegado porque  su mejor aliada ha sido, y sigue siendo, la crisis mundial. Pero la mencionada posibilidad de entente cordiale entre socialistas y activistas resulta casi imposible.



No será fácil
El Mundo –aunque sin cortar cabezas de activistas como La Razón, el diario más cercano a Rajoy y simultáneamente al Papa- siguió ayer calentando motores para frenar en seco cualquier coqueteo entre Ferraz y los integrantes del 15-M.  Es una obviedad, estando como están las cosas, y con una IU levantisca y anguitista -que sueña con resucitar la pinza-, que Elena Valenciano, directora de la campaña electoral del PSOE y excelente estratega, tienda a acentuar el flanco más a la izquierda del partido. No será fácil, atendidas las circunstancias y teniendo en cuenta las exigencias neoliberales de la UE, los mercados  y los grupos de presión, que el giro a la izquierda se lleve a cabo  adecuadamente y sea convincente.

Potente inyección
Pero el PSOE debe saber que para movilizar a sus antiguos votantes y simpatizantes -algunos de ellos, son ahora de los indignados- se precisa una potente inyección socialdemócrata que  devuelva la ilusión y la esperanza a los desengañados. Porque o vence Alfredo o será presidente un reaccionario como es Rajoy, amo y señor ya de media España a partir del 22-M. Y deseoso de quedarse con la otra media

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM