José Manuel Soria, ya ex ministro, ha sido el protagonista, en competencia con el alcalde de Granada, del escándalo pepero de la semana. Al paso que va el PP, para su próximo congreso no va a necesitar alquilar un espacio muy grande, probablemente les sobre con el salón de Casa Manolo, donde podrán votar a mano alzada de croqueta, a quien quiera que parezca más o menos limpio como presidente nacional. Siendo tremendamente grave la sarta de mentiras que nos ha soltado el ex ministro en los tres días que antecedieron a su silencio final, lo peor de Soria ha sido, con mucho, la nefasta gestión que ha realizado al frente de Industria, Energía y Turismo. 

Algunas de las mentiras que ha intentado colarnos, son dignas de un sesudo análisis filosófico. Por ejemplo, la de que la empresa UK Lines Limited fue de su padre sólo: "con anterioridad o hasta su muerte". Seguramente el padre del señor Soria, que en gloria esté, debía tener un carácter fuerte, pero de ahí a conservar la propiedad de la empresa tras su muerte, se me antoja excesivo. Pero insisto, siendo lo de sus empresas en paraísos fiscales y sus torpes mentiras de extrema gravedad, no son más que los puntos sobre las íes de una gestión que tras este descubrimiento se entiende mucho mejor.

Con lo que sabemos ya a ciencia cierta del señor Soria: que ha evadido el pago de impuestos y ha continuado con actividad comercial cuando ya ocupaba cargos públicos, podemos comprender mejor algunas de sus principales actuaciones al frente del ministerio.  Actuaciones siempre a favor de las grandes empresas y en contra de los intereses generales de los españoles, de esos que hemos estado pagando con nuestros impuestos su sueldo desde 1995.  

Cuando Soria llegó al ministerio de la mano de su íntimo amigo Mariano Rajoy, España era líder mundial en la producción e investigación en energías renovables. Una de sus primeras decisiones como ministro fue, precisamente, decretar su parón, suspendiendo las primas para la eólica y la fotovoltaica. Desde ese día, en España, un país que necesita importar casi el cien por cien de los combustibles fósiles que consume, no se ha instalado prácticamente nueva potencia renovable. El país del Sol es el único que tiene un impuesto que grava el autoconsumo que se produce desde los paneles solares. 

Paralelamente a esas medidas, Soria ha concedido permisos a Repsol para la búsqueda de hidrocarburos en las Islas Canarias (ahora sabemos que sus preferencias personales son por otros paraísos insulares), prospecciones que se han hecho frente a las playas que son la principal fuente de ingresos del archipiélago. Al tiempo que quitaba incentivos a las energías renovables, yendo en dirección contraria a lo que están haciendo los países más desarrollados del mundo, se los concedía al fracking,  una técnica de extracción de gas y petróleo que está más que cuestionada en la mayor parte del mundo. Aunque no sea exactamente lo mismo, sirve como ejemplo de lo que el fracking puede provocar, el caso del almacén de gas Castor, frente a las costas de Castellón, que provocó más de 500 terremotos y tuvo que ser clausurado. Eso sí, previa indemnización a la empresa del señor Florentino Pérez de 1.350 millones de euros que le fueron abonados de forma casi inmediata  y que salieron, ¿adivinan?, efectivamente: de nuestros impuestos.  

Y, para acabar, aunque podríamos seguir muchos párrafos más, está su oposición al cierre de las centrales nucleares, al contrario de países como Alemania, que ya tienen establecido un calendario de clausura de todas sus instalaciones. Añádanle el intento de construcción del almacén nuclear en Villar de Cañas (Cuenca), en una zona sobre la que los científicos tienen serias dudas . Aunque ya saben, si resulta ser otro Castor, se paga a la empresa encargada del almacén unos cuantos miles de millones de euros, exacto, de nuestros impuestos y asunto arreglado. 

¿Creen ustedes que tiene alguna relación que el ya ex ministro, nombrado y protegido hasta el último aliento por Mariano Rajoy, tenga negocios en los mismos paraísos fiscales donde operan las grandes empresas energéticas a las que él ha procurado tan pingües beneficios en España? Seguro que es una casualidad.