Si hace apenas tres semanas moría Antonio Gala, uno de los grandes humanistas españoles, el italiano, el gran italiano Nuccio Ordine moría el pasado día 10 de junio. En apenas dos semanas nos hemos quedado un poco más huérfanos de inteligencia, de cultura y de sabiduría. Malos tiempos en los que cada humanista, cada hombre que busca la verdad y profundiza en la realidad para entender mejor el mundo, es un verdadero y cada día más escaso lujo.

Humanismo es, muy en general, cualquier visión del mundo que considera al hombre, al ser humano, como capaz de conocer el mundo y relacionarse con él a través de la razón, sin el condicionamiento de la idea de ningún “ser superior” que constriña y condicione su existencia. Los primeros movimientos humanistas comenzaron en Italia en el siglo XIV y se fueron extendiendo por el resto de Europa entre los siglos XV Y XVI, hasta su culminación en el Renacimiento, una verdadera eclosión cultural y social que puso en jaque al oscuro teocentrismo que había imperado en la Edad Media; un teocentrismo que tuvo a los hombres secuestrados durante siglos en el miedo, la culpa y el oscurantismo que imponen la religión y sus dogmas.

En el Renacimiento, a través del Humanismo, se retomaron las ideas estéticas, políticas y filosóficas que habían presidido la cultura clásica grecorromana, una cultura que fue el cénit de la humanidad y que fue aniquilada por el cristianismo; volvió a brillar la luz de la razón, se volvió a considerar al hombre como un ser con derechos y con libertad de pensamiento, y no un mero esclavo de la divinidad; se volvió a aceptar e impulsar el pensamiento crítico en contraposición al pensamiento dogmático y supersticioso, y a considerar a la naturaleza como una parte importante de la vida humana, y no como un regalo de ninguna deidad.

Se volvió a considerar importante el conocimiento; y la razón y la experiencia como dos herramientas fundamentales para acceder a él, lo cual daría lugar más tarde a la investigación y al método científico; lo cual, a su vez, impulsó el avance de muchas innovaciones científicas y técnicas, es decir, multiplicó por mil el progreso y el desarrollo en todas las disciplinas. Se superó la tétrica Edad Media y se inició lo que se llama la Edad Moderna. Y si nos fijamos en la cultura y el arte, pues la grandiosidad que produjo el Renacimiento no pudo ser más excelso: Leonardo, Rafael, Miguel Ángel, sólo por poner los ejemplos más conocidos e insignes, y paradigma de lo más sublime que puede crear el ser humano.

En realidad, muy en general, a lo largo de la historia humana siempre ha existido esa tensión entre religión/derechas (sometimiento, miedo, ignorancia, abuso, retroceso, pensamiento irracional y dogmático, odio a la diversidad) y humanismo y racionalismo/izquierdas, en la búsqueda de progreso, avance, conocimiento, solidaridad y libertad. Si nos fijamos, gran parte de enfrentamientos, conflictos y guerras de la historia, incluida la época actual, se producen en el contexto de la presión de esas dos fuerzas antagónicas.

Nuccio Ordine está considerado como el filósofo italiano más influyente y reconocido de todos los tiempos. Un gran especialista en el Renacimiento y en el Humanismo, así como en el pensamiento de Giordiano Bruno, otro gran humanista y científico cuyas ideas sobre el Universo y sobre la religión le llevaron a ser condenado por la Inquisición a morir quemado en la hoguera.

Una de las obras más conocida y extendida en multitud de ediciones de Ordine es 'La utilidad de lo inútil', un libro maravilloso que se ha convertido en un manifiesto a favor del conocimiento, de la vuelta a la cultura clásica y a la filosofía como un modo de profundizar en la realidad y de entendernos a nosotros mismos y entender al mundo. En una sociedad, la actual, que puede considerarse una sociedad enferma que se ha apegado a lo trivial y lo superfluo, Ordine expone la enorme importancia de que la Educación tutele el afán de saber y de indagar, sin un objetivo utilitario inmediato; eso que siempre ha sostenido la “dignitas hominis”, la dignidad humana.

Los neofascistas o neoliberales, desde hace ya casi cinco décadas, como fieles lacayos del ultracapitalismo que lo está destruyendo todo, han ido poco a poco abduciendo a las sociedades, a la política, a la economía, a la cultura en una terrible consigna: las personas no importan, sólo importa el dinero. Todo lo que no sea poder y dinero es inútil para ellos. Y, por supuesto, promueven el fanatismo y la ignorancia; de ahí que las extremas derechas estén prosperando tanto y colándose  peligrosamente en Parlamentos e instituciones.

El mundo siempre necesita humanistas. Siempre los necesitamos, pero en la actualidad los necesitamos urgentemente. Necesitamos el humanismo que contrarreste las barbaries con las que, a todos los niveles, nos estamos enfrentando en el mundo actual; un mundo actual que algunos ya denominan como “la matrix psicopática”, es decir, un mundo inculto, superficial, carente de empatía, y profundamente frío y utilitario. Aunque, en su libro dice Ordine que, en realidad y en lo profundo, “lo verdaderamente útil es todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”.