Como se sabe, José Ricardo de Prada, el juez más temido por los populares, no podrá intervenir en el juicio de los papeles de Bárcenas. La sala de lo Penal de la Audiencia Nacional admitió por el voto de ocho jueces contra el de otros siete, la recusación presentada por el PP para retirarle del juicio. Ayer se conoció el auto en que los magistrados, con idénticos argumentos a los que utilizan los populares, realizan una crítica inopinada de la sentencia que condenó al PP. Algo extraño, dado que aún está pendiente de recurso ante el Tribunal Supremo, y que los de Génova buscan sea anulado.

Para el Partido Popular lo importante era evitar un pronunciamiento judicial que llamara corrupción a lo que es corrupción, y para eso llevaban haciendo desde hace años una guerra judicial y mediática más que jurídica. Siempre han buscado cambiar a los jueces de la forma más descarada. Recuerden a Enrique López, hoy flamante consejero de justicia del PP o a Concepción Espejel, Concha para María Dolores de Cospedal, presidenta de esa Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. En el Consejo General del Poder Judicial han bregado para nombrar a discreción jueces en el Tribunal Supremo, a los que luego corresponden temas de especial interés, o han quitado a jueces molestos como Garzón, al mismo de Prada o a quien convenga.

Les salió mal la operación con la denominada Gürtel Época I, cuando toparon con dos jueces de reconocida independencia, a los que no tuvieron manera de amedrentar: Julio de Diego y el propio José Ricardo de Prada. Les hicieron la vida imposible, pero no pudieron evitar la condena.

La periodista Alicia Gutiérrez ha publicado en Infolibre un excelente artículo, en que relata el escándalo que protagonizó Francisco Javier Vieira, el magistrado ponente que ha redactado el auto de recusación. Vieira fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en 2009, y el día antes de que el TSJM asumiera el caso Gürtel, almorzó con el consejero de Justicia y segundo de a bordo del PP madrileño, Francisco Granados. Al descubrirse esta comida, el magistrado reconoció que habían hablado del caso Gürtel, pero le quitó importancia. Ya ven, no era significativo que el presidente de la instancia que debía decidir sobre el papel de los políticos aforados del PP, en una investigación por corrupción, almorzara con uno de los jefes de ese partido, el día antes de que ese asunto pasara a su jurisdicción. Con todo aplomo, el auto que Vieira ha redactado decide la recusación de De Prada con el argumento de “apariencia de imparcialidad”.

Quizás el juez Vieira debería haberse abstenido en un asunto que de nuevo toca el tema Gürtel. Porque lo que se podría pensar es que los del PP avanzan con tropas de élite, en su guerra judicial contra la sentencia que les condenó.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com