Hemos visto como en Extremadura se consumaba el matrimonio antinatura entre Izquierda Unida y el Partido Popular para llevar a Monago al poder en una región cuya población se sitúa sociológicamente a la izquierda.

Cayo Lara, el coordinador general de Izquierda Unida ha declarado recientemente que lo de Extremadura no volverá a ocurrir. Dios le oiga.

Sin embargo esa posibilidad no ha sido descartada definitivamente en Andalucía donde Juan Manuel Sánchez Gordillo, el caudillo populista de Marinaleda,  diputado en el parlamento regional, amenaza con romper la unidad de la formación en la que está integrado como representante del “Colectivo de Unidad de Trabajadores-Bloque Andaluz de Izquierdas”.

Su solo voto no sería suficiente para conseguirlo pero ha sembrado las dudas al afirmar que podían acompañarle en su deriva “tres o cuatro más”.

Hace muchos años conocí a Gordillo que ya era alcalde de Marinaleda – lleva 32 años en el cargo - por medio de mi amigo Paco Casero que entonces dirigía el Sindicato de Obreros del Campo, mientras ambos, el alcalde y el sindicalista, encabezaban la toma de tierras deficientemente explotadas a la nobleza terrateniente.

Me pareció Gordillo un gran luchador de izquierdas, un gran alcalde, sobrio, humilde, realista y trabajador infatigable.

No he vuelto a coincidir con él pero por lo que leo estos días en los periódicos me da la impresión de que ha sucumbido a su propio mito.

Parece que se ha convertido en un personaje mesiánico y alejado de la realidad, que es lo peor que le puede pasar a un hombre de izquierdas y que, dicho sea de pasada, es lo que en mi opinión está en la base de la caída socialista.

Ahora Gordillo une a su cargo de alcalde de Marinaleda el de diputado electo del parlamento andaluz, un doblete que no durará al aplicarse una ley que ha decidido la incompatibilidad de ambas responsabilidades.

Creo que Gordillo no ha asumido que en su condición parlamentaria es representante del pueblo andaluz y que lo que vale para Marinaleda no es de aplicación para la región. Aparte de que muchos de sus planteamientos no pueden ser de aplicación ni en Marinaleda, ni en Andalucía.

Gordillo parece escaparse por la extrema izquierda de IU en una carrera que le lleva objetivamente a la connivencia con la derecha, tal como hiciera en otros tiempos Julio Anguita en beneficio de José María Aznar.

Es esta una tentación que se mantiene presente en algún sector de Izquierda Unida que no comparte su coordinador general Cayo Lara.

Se comprende que Izquierda Unida tema verse deglutida por el PSOE y que busque reafirmarse con una identidad propia. Sin embargo no debería sobrepasar el límite que lleva al dominio de la derecha.

No obstante, lo ocurrido en Extremadura y lo que está pasando en Andalucía deberían hacer reflexionar al PSOE sobre la arrogancia con que ha venido tratando a comunistas y a otra gente situada a su izquierda.

José García Abad es periodista y analista político