Algo tarde, Facebook negaba que ningún mensaje privado de los usuarios a los que había monitorizado tras sus quejas hubiese sido publicado de forma unilateral por la red social. Al parecer, las distintas actualizaciones de Facebook a lo largo del tiempo habían provocado que conversaciones que se mantenían de forma pública (muro a muro) en esos años, ahora pareciesen otra cosa gracias al último formato. Diseño nuevo y mala memoria fue la respuesta. Publicaciones especializadas como Genbeta afirman que muchos usuarios siguen quejándose de la fuga de información privada aunque nadie haya sido capaz de aportar pruebas concluyentes al respecto. En un pequeño sondeo particular, al menos una compañera periodista ha decidido clausurar su perfil al constatar, tanto en su muro como en otros, que había mensajes que no deberían estar ahí.

El daño para Facebook ya está hecho. También para la confianza que en Internet depositan muchos con cierto temor, y que hechos como el que nos ocupa no contribuyen a aumentar. No hablamos solo de enviarnos mensajes. La Red también es comercio electrónico y una parte de nuestra economía global que tiene que crecer cada vez con más fuerza. Una opción en la que depositan sus esperanzas e inversiones muchos emprendedores que no encuentran salidas en un mercado laboral en coma profundo. Cuesta tanto perder el miedo a pagar con una tarjeta de crédito en Internet, y tan poco desandar ese camino, que el misterioso caso de los mensajes de Fabebook es algo más que un grave error en la protección de datos personales. Se trata de un torpedo en la línea de flotación de la confianza en el ecosistema económico de la Red, que es igual de seguro que el tradicional, pero más frágil a la hora de soportar envites de este calado. A estas horas del martes no puedo decir con rotundidad que los hechos sean como Facebook dice. También he identificado algunos mensajes cuya presencia en mi muro no parece lógica, y por ello he tomado medidas. Son demasiadas horas, y poca contundencia en la respuesta oficial, para atajar un problema tan grave.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin