Se trataría de una mujer u hombre de 45 a 65 años, con una trayectoria vital y laboral impecable, que sepa  rodearse de los más competentes, honesto hasta la saciedad, culto, trabajador, con la cabeza bien amueblada  pero lo más importante: con un amplio y claro programa socialdemócrata.

No nos importa que sea alta o bajita, fotogénica o no, catalán o manchego, homosexual o hetero, viuda o separada,  del Atlético o del Barça, lo que sí es imprescindible  es que sea capaz de recuperar una ideología, un análisis y unas fórmulas socialdemócratas  para sacar adelante  a esta España azul, que cuando a los del PP les toque la retirada, no la va a reconocer “ni la madre que la parió” parafraseando a  Alfonso Guerra.

Desgraciadamente este personaje tendría que haber salido elegido diputado/a en las últimas elecciones para poder actuar en el Congreso  y eso ya es en sí un problema. Porque las listas electorales la suelen hacer los aparatos del partido y de lo que se trataría es de que el PSOE cambiase a ese aparato y  escogiese mejor a sus candidatos.

La alternativa que un partido con solera como el socialista debe presentar a los ciudadanos después del varapalo sufrido en las urnas no puede ser de los mismos dirigentes que las perdieron. Ya ha pasado la hora de las Leires Pajín, de los Blanco, de los Chaves o de dirigentes periféricos como los de Valencia o Castilla- la Mancha.

Estos tuvieron su oportunidad pero la perdieron. Por lo tanto ahora les corresponde buscar trabajo en la vida civil y si quieren seguir en política que militen en su agrupación, pero que no pretendan liderar nada, porque no estamos para bromas.

Ha llegado la hora de otros militantes con ideas y sobre todo con PROGRAMA y en este caso parafraseando a Anguita: programa, programa, programa. Porque para hacer lo que dicen los banqueros, los fondos de inversión o la señora Merkel ya está el desaparecido Rajoy. Éste cumplirá las órdenes al pie de la letra.

Asustado, frente a la que se le espera, tras  su éxito electoral no se desengancha de los banqueros, los recibe en Génova, los llama a todas horas y cuando le queda un ratito libre telefonea  a Angela para que lo reconforte.

Tan exagerada ha sido su reacción que hasta sus asesores de imagen le  aconsejaron  que recibiese  a los empresarios y a algún obrero que otro para compensar.

Ya sabemos que no hace falta tener programa para ganar unas elecciones, ni ser honesto, ni competente, ni culto y si no que se lo digan al PP, pero es que señores y señoras, ha llegado la hora de elevar un poco el listón.

Estamos hartos, hastiados,  y muchas cosas más, de trepas, corruptos e ineptos. De casos Gürtel, de bolsos de Vuitton, de terrenos del AVE, de basuras, de ladrillos y de pensiones de jubilación que son lo más parecido al “gordo” de Navidad.  Los que se han enriquecido con la política a la cárcel, los que sólo piensan en trepar al paro o a su antiguo trabajo y por favor que se animen a saltar al ruedo  lo mejorcito de cada casa. Y eso es a lo que tiene que optar el PSOE.

Tampoco tienen que caer en las propuestas patrioteras de Bono, que entre rosario y rosario, opina que una catalana no puede ser presidenta del Gobierno o en la del improductivo valenciano Jorge Alarte que se ofrece a seguir cuando no hace otra cosa que perder elecciones y su oposición al PP es desastrosa.

El PSOE que salga del Congreso debe  formar un equipo de profesionales muy competentes que sepan aportar una alternativa progresista y solidaria a cada acción de la derecha reinante: PP- CiU. Que la desarrollen bien y la den a conocer a la población. Que demuestren que se puede gobernar de otra manera más justa para la mayoría de los ciudadanos respetando sus derechos civiles, económicos, educativos  y sanitarios. Que la política está para servir al pueblo no para servirse de él.

Para los que se hayan olvidado o simplemente nunca lo supieron, la socialdemocracia plantea:[]

Para más información, leer La socialdemocracia de Ludolfo Paramio.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora

(1)  Dónde está Wally? (Where's Wally?) es una serie de libros creada por el británico Martin Handford en 1987. Sin embargo, no se trata de libros de lectura, sino de un juego, consistente en encontrar a Wally en una imagen con decenas de detalles que despistan al lector. Para facilitar su labor, Wally siempre va vestido del mismo modo: jersey de rayas horizontales rojo y blanco, gafas, pantalón vaquero y un gorro de lana, también de rayas.