Para la derecha española sólo se entiende una radio televisión pública si se puede controlar y manipular y así lo han demostrado en sus comunidades autónomas. Ahí tenemos a Telemadrid, Canal 9 o la TV castellano-manchega como ejemplo.

Sin lugar a dudas han llegado a controlar informativos y programación   llevando a esos medios a unas audiencias bajísimas, con unas deudas enormes y unas plantillas insoportables. ¿Y eso es lo que quieren trasladar a RTVE?, pues aunque parezca mentira, así parece.

Cualquier persona de bien piensa que si algo funciona no se debería cambiar.  Pero los populares no lo ven así. Comenzó a hacer declaraciones en este sentido María Dolores Cospedal y el expresidente del Congreso, Federico Trillo, gritaba hace unos días, por los pasillos de la Cámara Baja, que por supuesto que lo iban a cambiar “para eso hemos ganado las elecciones y por mayoría absoluta”.

Parece que para la derecha  solo tiene sentido una televisión pública si la controlan ellos. Y se preguntarán: ¿cómo lo van a hacer?. Pues muy sencillo, tomando como excusa la crisis económica han decidido recortar para este año 200 millones de euros, lo  que tendrá repercusión sobre los contenidos, la audiencia y finalmente en la plantilla.

Lo primero que ha trascendido a los medios de comunicación ha sido la posible cancelación de las series más vistas como Águila Roja, Cuéntame, República, Gran Reserva,  Amar en tiempos revueltos o la serie Isabel la cual se iba a estrenar hace unas semanas y de momento se ha quedado en el cajón.

De hecho TVE ya tiene en su poder los nuevos episodios de alguna de estas series pero si el recorte se lleva a cabo, se tendrán que dejar a buen recaudo  ya que computan como gasto cuando se emiten, no cuando se compran. Las consecuencias de dejarlas sin emitir pueden ser que caduquen los derechos y que al sustituirlas por otros contenidos  la audiencia baje considerablemente, hecho que beneficiaría a las privadas.

Obviamente con la que está cayendo a nivel económico es lógico ciertos recortes, pero no de un día como otro, especialmente este año de Juegos Olímpicos en donde TVE tiene que gastar sí o sí unos 80 millones en la retransmisión de éstos  ya que se consideran de interés público. Y como se pueden imaginar 80 millones en unos Juegos que duran 15 días, en pleno mes de agosto, no suele ser muy impactante ni a nivel de audiencias ni de interés de la población.

Eso como primer paso. Después mucho nos tememos que irán a por los informativos, los más vistos, seguidos y prestigiados, pues así se refleja en las encuestas y en los premios que reciben constantemente. El modelo actual de RTVE pactado en el Congreso de los Diputados en 2006  y que eligió como primer presidente  a Alberto Oliart, hombre  de consenso, es el que más imparcialmente ha trabajado, el que ha dado  equilibrio y calidad  a los contenidos de programación y a la hora de elaborar unos informativos potentes y de referencia.

La derecha española  debería reflexionar sobre este tema y escuchar a todos los grupos políticos. La RTVE funciona y bien, entonces, ¿Por qué no conservarla?. ¿Por qué tienen tanto miedo a que algo público, funcione? ¿Por qué para estos señores todo tiene que ser mercancía? ¿Por qué no valoran que la televisión pública respete ciertas barreras que no se cruzarán nunca y por lo tanto no entrarán en programas donde se insulta, grita y se agrede al de enfrente?

En estos momentos RTVE es un modelo a seguir. No la desmantelen, por favor.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora