El retorno político tras el periodo estival ha ratificado las intenciones de Feijóo y el PP: la deconstrucción de España como estrategia electoral para desgastar al Gobierno de la Nación, para conseguir a cualquier precio recuperar el poder.

Deconstrucción entendida en términos mucho más simples que el concepto aplicado en la arquitectura o en la metafísica. Me refiero a la deconstrucción que pretende el Partido Popular del Estado, deconstrucción de las instituciones o deconstrucción de la realidad.

Deconstrucción del PP distorsionando y dislocando los principios elementales de la lógica política, de la realidad social, de la convivencia democrática o de la estructura del Estado de las Autonomías de España que recoge nuestra Constitución de 1978. Socavando los cimientos y creando crispación y enfrentamiento utilizando como base las dificultades de las personas.

Al Partido Popular y a Feijóo les importa mucho más recuperar el poder del Gobierno de España, la llave de la caja del dinero, que resolver los problemas de los ciudadanos. Y para ello utilizan todos los instrumentos deconstructivos a su alcance: la manipulación, la mentira, la deslealtad institucional o el frentismo entre españoles de distintas ideas o territorios.

El Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez ha tenido que afrontar dos de las más graves crisis mundiales como son la pandemia del Covid-19 y la guerra de Putin en Ucrania. Con las consecuencias que ambas han tenido para la salud de los ciudadanos, para el conjunto de la sociedad, para la economía, para el empleo o para la garantía de un Estado del Bienestar que creara un escudo social ante la adversidad.

El Partido Popular, el de Casado, el de Feijóo, el de García Egea, el de Álvarez de Toledo, el de Ayuso, el de Gamarra, el de Bendodo, el de Mañueco y el de todos los máximos dirigentes del PP, en perfecta coalición con la extrema derecha de Vox, no han ayudado en nada al Gobierno de España y, en consecuencia, a los españoles, para superar ambas crisis.

Más bien, al contrario, han actuado con permanente deslealtad hacia el Gobierno con el único objetivo de desgastar su imagen en momentos muy difíciles. Su único objetivo era, es y seguirá siendo recuperar la llave de la caja.

El PSOE y el Gobierno de España han trabajado al lado de las personas, al lado de todos los españoles, al lado de los pensionistas, de los trabajadores, de las empresas, de los desempleados o de los autónomos para salir adelante; fortaleciendo el Estado del Bienestar, recuperando tasas de ocupación previas a la pandemia o gestionando mucho mejor la política económica que la derecha. Convencidos de que la inflación remitirá más pronto que tarde, bajo la máxima de que no podemos permitir que esta crisis, como la anterior, sea a costa de las clases trabajadoras y de su dignidad.

Garantizado que, mientras dure esta guerra y sus consecuencias, el PSOE y el Gobierno desplegaran todos los resortes del Estado, todos los recursos financieros para proteger a la mayoría social de nuestro país: las clases medias y los trabajadores.

Frente a ello, un Partido Popular que solo pretende desgastar al Gobierno y recuperar el espacio que le había otorgado a la extrema derecha. Estrategia política deconstructiva similar a la utilizada por los antecesores de Feijóo y Casado, los señores Aznar y Rajoy, de infausto recuerdo por sus vinculaciones a la corrupción y a los recortes de derechos sociales y libertades a los españoles.

El Gobierno de España y el PSOE, con su presidente y secretario general a la cabeza, Pedro Sánchez, ha trabajado con ahínco, y lo seguirá haciendo, en la recuperación y en el apoyo a las personas, dando ejemplos en el ámbito internacional, en Europa y en todos los organismos mundiales, de solvencia, de capacidad, de ideología y de visión internacionalista.

Enumerar las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros presidido por Sánchez durante las dos crisis consecutivas que está viviendo el mundo sería interminable. Las más recientes, la denominada “excepción Ibérica de la energía”, “los impuestos a las eléctricas y a las entidades financieras”, “la aportación en 20 céntimos a cada litro de combustible” o “las rebajas en el IVA de la luz y el gas” forman parte de esas últimas medidas de una lista interminable para aliviar la inflación y el deterioro económico de las familias, de las empresas o de los trabajadores.

O apostar por las subidas de las pensiones y del salario mínimo interprofesional para frenar la pérdida de poder adquisitivo de los colectivos más vulnerables.

Frente a ello, Feijóo, el PP y Vox votan en contra de esas medidas y prefieren apoyar a los ricos. Prefieren ponerse del lado de los más poderosos, que son sus verdaderos aliados. Prefieren dar la espalda a las clases medias y trabajadoras. Y para ello utilizan toda su letanía deconstructiva de manipulación y mentiras inventando una realidad paralela que solo busca votos.

El Partido Popular sigue fiel a su esquema de deconstrucción de España. Feijóo, Casado, Rajoy o Aznar son lo mismo. Se mueven entre los ricos, los poderosos y la corrupción.