Hemos conocido esta semana la noticia que nos cuenta que Iñigo Errejón se planta. Que decide dar un paso adelante y presentar una alternativa junto a Manuela Carmena, la actual alcaldesa de Madrid, a la Comunidad. 

Y la noticia ha caído como un jarro de agua fría a Pablo. O al menos así se está vendiendo el asunto. Lo digo porque una a estas alturas ya no sabe qué pensar. Sobre todo cuando en su día viví en primera persona la supuesta bronca entre Pablo y Alberto Garzón, ¿se acuerdan? Sí, aquella en la que durante un verano Pablo se dedicaba a insultar a Izquierda Unida, llamándola "pitufo gruñón", si no recuerdo mal. 

Lo que sí recuerdo es que tanto Pablo como Alberto tenían ya acordada la fusión de Izquierda Unida en Podemos. Y los dos sabían de los insultos que habría, de los ataques, y de ese teatro que simularían los dos para terminar fundiéndose en un tórrido abrazo. Era la manera de unificar por una parte y sacarse de encima a los que tanto molestaban a Alberto dentro de su formación. La jugada acaba de concluir con la integración de IU (hablemos con propiedad, porque es una absorción en toda regla) en Podemos, y la salida estrepitosa y tan aparatosa de Llamazares. 

Podemos lleva tiempo dividido entre "errejonistas" y "paulistas". Algunos lo querían comparar con "guerristas" y "felipistas". Emulando aquella supuesta guerra entre los que se posicionaban en las posibles trincheras, generando la sensación de que en el seno del PSOE se podía discrepar porque era una formación democrática. 

Pues en Podemos, lo mismo. La existencia del "errejonismo" y del "pablismo" no ha sido otra cosa más que la "disidencia controlada", la sección "crítica" permitida. Me consta porque a los verdaderos sectores críticos, Pablo los ha fulminado con su rayo todopoderoso. 

Como ha hecho con cualquiera que le ha plantado cara, le ha cuestionado o ha osado a criticarle. Si te llevas bien con el jefe, todo en orden. Cuanto mejor te lleves, más presencia tendrás en su partido. 

Cuanto peor te lleves, más lejos aparecerás en la foto. 

Hasta ahora, ya podemos decir que ha tardado Pablo cinco años en mantenerse a flote, asegurándose su podium de macho alfa. Pero también es cierto que a su alrededor no queda nadie de los que estaban cuando parieron este proyecto. 

O no quedan aparentemente. Claro. Porque si algo sabe pablo es dar a entender una cosa y la contraria. 

No voy a irme por las ramas: conocí a Pablo antes que a Iñigo. Pero cuando Errejón apareció en escena y he podido tratar con él algunas cuestiones, definitivamente, me he declarado "errejonista". Por su "taranna", como dicen en Cataluña. Por su manera de hacer las cosas, su seriedad y porque habla claro, cumple su palabra y sobre todo, no hace trampas. 

Es evidente que Iñigo y Pablo no tienen las mismas formas. Es evidente que para uno el fin justifica los medios y para el otro, de momento, parece ser que no. 

Ya vimos en Vistalegre cómo la ira del creador se lanzó contra su oponente. Pero Pablo fue "magnánimo" y le permitió seguir vivo, incluso, le dio permiso para presentarse en unas primarias para Madrid. Por cierto, hay que recordar también en esta ensalada de cuchilladas la cantidad de medidas que Pablo ha tomado para mantener su cerco de seguridad ante las críticas, ante el avance de los secretores "disidentes". Para muestra, el botón de Sergio Pascual, quien fuera Secretario de Organización hasta ser eliminado por obra y gracia del poder del macho alfa, Iglesias, que bajó de los cielos a Echenique, el compi dispuesto a hacer el trabajo sucio que alguien con un poco de rigor democrático y compañerismo no habría aceptado. Todos los partidos necesitan su "Luena". Pablo ya tiene el suyo con el de Aragón. 

Quizás para Pablo no sea importante lo sucedido en Cataluña, donde también fulminó al Secretario General, Albano Dante. Por qué? Pues sencillamente por cumplir con las promesas que habían escrito en su acta fundacional. Por defender el derecho a decidir. Eso que Iglesias ha defendido los días impares cuando el sol calentaba. 

Guerras abiertas por todos los territorios que se controlan a través de un click en una plataforma que hace aguas y que ya ha sido denunciada en varias ocasiones por militantes que se habían creído que ahora el poder era del pueblo. ¿Dónde quedaron los círculos? Nadie sabe ya nada de esas agrupaciones. 

Como nadie sabe nada de Bescansa. Que también salió espantada y bajo la mirada furibunda de un Pablo de coleta apretada. 

En el audio que Pablo publicaba ayer, ese donde con tonito condescendiente venía a poner el acento en el hecho de que Iñigo había osado molestarle mientras estaba disfrutando de su baja por paternidad... ese donde viene a decirle a Manuela que es alcaldesa gracias a su magnanimidad y a su generosidad (la de Pablo).... donde viene a humillar a Iñigo diciéndole que él no es Manuela... donde no se oye otra cosa que auto loas y bofetones a los críticos, donde no hay espacio para la autocrítica, puede verse la pura imagen de una persona que ha perdido absolutamente el suelo donde pisar. No sé desde cuándo viene sucediendo esto, porque yo corté comunicación cuando no tuvo otra idea mejor que lanzar la cal viva a todo el PSOE y cerrar la puerta al cambio negando la posibilidad de investir a Pedro Sánchez en 2015. 

En conclusión: Errejón está sobrado de razones para plantarle cara a Iglesias. También es cierto que Podemos es lo menos malo que tenemos las gentes de izquierdas y que aún tenemos esperanza en que alguien trabaje desde la política por la república y el derecho a decidir. Sin embargo, mucho me temo que esto no es más que un teatro (con razones de fondo), para tratar de dar alternativas a la gente que, como en mi caso, estamos hartos de las iras y los caprichos del todopoderoso Iglesias. Y me parece bien, porque estoy segura que así sacarán a votar a muchos que, de otra manera, no votarían. 

Eso si, que llore el PSOE porque en Madrid, si hay opción de votar a Iglesias y a Errejón, se acabó.