Su teoría sobre la conveniencia de proyectar en el PP una visible dosis de moderación y centrismo -más o menos aparente, que no se olvide- está ganando terreno a la vista de los resultados que arrojan la mayoría de las encuestas. Todos  esos resultados son muy favorables, hoy por hoy, a Mariano Rajoy.

Soraya
Arriola apuesta por Soraya Sáenz de Santamaría. Es muy posible, por tanto, que la actual portavoz del Grupo Popular pase a ser vicepresidenta primera y/o ministra de  Presidencia y portavoz del Gobierno conservador, si los votos avalan el triunfo de los populares. María Dolores de Cospedal y Esteban González Pons no figuran -al menos de momento- en las listas de los triunfadores máximos.

Propagandistas lenguaraces
Durante estos años, tanto Cospedal como González Pons han sido unos propagandistas lenguaraces –atrevidos en el hablar-, que han ido demasiado lejos en sus apreciaciones, beneficiando así al sector más duro de la derecha española, acogido en todo caso por el PP. Cospedal podría quedarse como presidenta del Gobierno de Castilla-La Mancha y punto pelota. Es decir, adiós Madrid. Y González Pons perdería tal vez su protagonismo omnipresente.

En caladero ajeno
Otro frente que está siendo investigado a fondo por el tandem Rajoy/Arriola  es el de pescar en caladero ajeno. O sea, que Rajoy vería con no poco entusiasmo el trasvase a su Gobierno de políticos conocidos que se han formado en el PSOE, CiU o PNV, sobre todo, y que serían invitados a integrarse en el Ejecutivo popular. La moda que puso en marcha Nicolás Sarkozy cuando fue elegido presidente de la República francesa, en 2007,  fichando a Bernard Kouchner –fundador de Médicos sin Fronteras y ministro de Salud con Lionel  Jospin de primer ministro- se ha ido expandiendo por doquier.

Transfuguismo ideológico
En el actual Gobierno de la Generalitat catalana se encuentra el hasta hora socialista Ferran Mascarell, como conseller de Cultura. En el ámbito periodístico, el transfuguismo ideológico acostumbra a estar a la orden del día. Son muchos los periodistas que han girado de la izquierda a la derecha más extrema. ¿Logrará Rajoy incluir nombres de exministros socialistas –el nombre de Carlos Solchaga se repite estos días con frecuencia- en su Gobierno? ¿Será José María Fidalgo, exsecretario general de CCOO –según apuntó recientemente ELPLURAL.COM- ministro de Trabajo en el Ejecutivo conservador?

Los mentideros madrileños
Los nombres de Miquel Roca y de Josep Antoni Duran Lleida van y vienen por los mentideros madrileños. El primero se fue de la política activa hace muchos años y sus coincidencias con el PP no abundaron precisamente. Pudo formar parte de Gobiernos como el de Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González  e incluso José María Aznar y no lo hizo por diversas razones. En cuanto a Duran Lleida, habrá que ver qué sucede.

Salvo milagros imprevisibles
El líder de Unió Democràtica cuenta con prestigiosos asesores, entre los cuales está el periodista y escritor Joan Barril, ideológicamente de izquierdas, una significativa circunstancia que ha levantado más de una polémica en Barcelona. ¿Ministro, pues, Duran Lleida en un Gobierno de Rajoy sin renunciar a ser el número 2 de Artur Mas? Misión imposible, salvo milagros imprevistos.

Juego florentino de laberinto particular
Este juego florentino de laberinto particular y, al fin y al cabo, de casino provinciano,  refleja la satisfacción creciente de la derecha porque los progresistas en general dan la impresión de que asumen la decadencia política, alimentada por la crisis, y por la derrota electoral primero en Cataluña y el 22 de mayo en el conjunto de España.

Castillo de arena o de naipes
Mientras tanto, la derecha se recrea en cargar contra los profesores y contra otros colectivos. Desde el PP se divulgan mensajes subliminales o inequívocos recordando que el Estado del Bienestar pronto puede trasformarse en España en un castillo de arena o un castillo de naipes. Y es que aunque a Rajoy lo vista Arriola de seda, Rajoy se queda.



Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM