Disgusto y tristeza general. Son los dos sentimientos que prevalecen entre la ciudadanía catalana y española ante los desagradables acontecimientos que estamos viviendo. Mientras, el ingreso en prisión del ex vicepresidente catalán y parte del Govern, por orden de la juez Lamela, de la Audiencia Nacional, ha llevado a que numerosos juristas hayan manifestado sus dudas ante tal decisión.

Además, no ha caído en saco roto la lección dada por el Tribunal Supremo al aplazar una semana la citación de la Presidenta y los miembros de la Mesa del Parlament para que los abogados preparen la defensa. Tampoco hay unanimidad entre los magistrados en la decisión de mantener en prisión a los Jordis.

Las prisas de la juez no son aconsejables. Ha emitido una euro orden de detención y extradición para que el ex president y los ex consellers que le acompañan acudan a la citación judicial. Pero no está claro si ese afán, que tiene su origen en la decisión de la Fiscalía General del Estado, de acusarles de rebelión y sedición se ajuste a los baremos considerados correctos en Europa para llevar a Carles Puigdemont ante los tribunales españoles.

Las prisas de la juez no son aconsejables

De momento, el ministro belga de Justicia, Koen Geens, miembro del partido nacionalista flamenco N-VA, ha advertido que todo depende únicamente de lo que dictaminen las autoridades judiciales. El abogado belga defensor de Puigdemont sigue al quite.

Con mucho tiempo libre por delante, el ex president desde Bruselas (o donde quiera que esté) ya ha dado a conocer un manifiesto y ha propuesto encabezar una lista unitaria del independentismo en las próximas elecciones del 21 de diciembre. También ha denunciado persecución judicial y linchamiento, en España, alegando el carácter de presos políticos de sus compañeros.

¿Se incluirá en esa lista unitaria al  primogénito de Jordi Pujol? ¿Estará también en Bruselas el ex honorable, o estará en Suiza después de haber pasado por Andorra?