Con el nombre de “Las Sinsombrero”, que estrenan el 23 de septiembre calle en Madrid, son conocidas un grupo de mujeres pensadoras y artistas españolas pertenecientes o relacionadas con la Generación del 27. Tal vez por esta proximidad, sus aportaciones están todavía poco estudiadas y, en su gran mayoría, han quedado al margen de las antologías y los manuales de arte y literatura contemporáneos, aunque desarrollaron una actividad constante y destacada en campos tan variados como la escritura, la pintura, la escultura, la ilustración o la filosofía. Entre sus componentes se citan nombres tan fundamentales como Rosa Chacel, Ernestina de Chapourcín, María Zambrano, Josefina de la Torre, Concha Méndez, entre una interminable nómina. Cualquiera de ellas posee una biografía y una obra digna de un monográfico, pero vamos a centrarnos por actualidad en dos: la pintora Maruja Mallo, que será protagonista de una exposición en el Museo Thyssen, en el primer trimestre del próximo año, y en María Teresa León, tema del último Premio de Ensayo Antonio Domínguez Ortiz, de José Luis Ferris, editado por la Fundación Lara. Una mujer que fue mucho más que la compañera durante 50 años del poeta Rafael Alberti, una escritora y pensadora feminista, cuando en España aún eso era impensable.

"No ir cubierto con un sombrero, en especial en las mujeres, era señal de poca distinción, incluso de mal gusto"

La razón por qué se las llamó “Las Sinsombrero” y cuál fue  el significado de ese gesto es tan literario como reivindicativo, y se contó, magníficamente, en un documental de idéntico nombre, de Manuel Jiménez Núñez, que acaba de ser premiado con el galardón “Julio Diamante” del ASECAN Andaluz. El gesto y el apodo tienen mucho más calado de lo que podría parecer. Eran los años 20 en España, la llamada “dictablanda” de Primo de Rivera, y el país aún no se había repuesto del descalabro y pérdida de las últimas colonias. El hecho de no ir cubierto con un sombrero, en especial en las mujeres, era señal de poca distinción, incluso de mal gusto. Unos jóvenes creadores, encabezados por Federico García Lorca, Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo, a la que se la considera ideóloga de esta adelantada Performance reivindicativa, decidieron concentrarse en la Puerta del Sol de Madrid y descubrirse, lo que fue considerado como una provocación y una desvergüenza, en especial en el caso de las mujeres, obligadas por convención a mostrar más recato.  "Nos apedrearon llamándonos de todo", relata la misma Mallo en unas grabaciones tras volver del exilio. Lejos  de amedrentarse, muchas otras, siguieron su estela y decidieron no cubrirse más, como gesto de reivindicación intelectual.

Fundamental y fundacional. María Teresa León, sobrina de Menéndez Pelayo y de la primera doctora española en Filosofía y letras, Consuelo Flecha García, siguió los pasos de su tía estudiando y formándose. Nunca fue una mujer a la sombra de nadie, Brilló con luz propia siempre. De hecho al conocer a Alberti rompe su matrimonio, con dos hijos, y se va a vivir con Rafael, un joven poeta entonces. Era lo que en el momento se llamaba en Francia una “femme de lettres”, una mujer de letras, lo que implicaba un posicionamiento intelectual como mujer inusual en la España de la época. María Teresa León, fue una temprana articulista, novelista y dramaturga, conocedora del sufragismo y activa militante del mismo, desde su formación en la Institución Libre de Enseñanza hasta sus propias publicaciones, cuando el feminismo y el sufragismo, que conseguiría arraigar no sin dificultades en la España posterior de la República,  era considerado por el régimen de Primo de Rivera una excentricidad  peligrosa, propia de mujeres histéricas o demenciadas.

María Asunción Mateo, última mujer de Alberti, que además conoció a María Teresa León en Madrid, siempre ha puesto en valor su figura, incluso abriendo una sección especial en su momento en la Fundación Alberti del Puerto de Santa María; recalca la luz propia como mujer, como intelectual y como escritora, sobre todo en sus memorias, de María Teresa León, con el hermoso título de “Memoria de la Melancolía”. María Teresa León, como la mayoría de las integrantes de este grupo fue opacada, no sólo por la presencia hegemónica de los varones, sino sobre todo de la dictadura brutal de Franco,  que deshizo todo lo conseguido, también para las intelectuales. Sus nombres y sus obras siguen estando ahí, sin embargo, ahora también con calles y plazas que las recuerdan, porque la Memoria, también la histórica, tiene género femenino.