En la serie de novelas que partían de All Creatures Great and Small, Alf Smith, con el seudónimo James Herriot, recreaba las aventuras de un veterinario debutante en los valles de Yorkshire de la década de 1930. El sanitario venía de la ciudad, y halla aquí una vida con otros ritmos, otras prioridades, más natural. Sencilla pero con un punto salvaje, con la muerte y los valores morales planeando constantemente sobre las cabezas de los habitantes de este pueblo del Norte de Inglaterra, y sus espléndidos paisajes.

La televisión inglesa adaptó la novela hace décadas, y también se trasplantó al cine con el mismísimo Anthony Hopkins en el elenco. Y ahora, podemos ver en Movistar Todas las criaturas grandes y pequeñas, una nueva versión, fiel a la época y al texto, con un increíble reparto, producción y capacidad narrativa, y una calidad que va creciendo a cada minuto y frame.

La serie es amable, nos sumerge en una forma de vida más sencilla y conectada con lo natural, pero al mismo tiene la moralidad el trauma como su eje central. Animalitos adorables, personajes que uno querría tener de vecino y quieren lo mejor para los demás, incluso cuando no consiguen expresar su afecto en el manera correcta. Vamos del inocente desgarbado al héroe romántico".

El ficticio James Herriot, interpretado por el recién llegado a la televisión Nicholas Ralph, se graduó recientemente de la facultad de veterinaria. Vive con sus padres, que lo presionan para que trabaje en los muelles de Glasgow en lugar de seguir una nueva carrera que les parece elitista. La Sra. Herriot (Gabriel Quigley) al principio parece una villana con conciencia de clase. Pero en el momento en que James está en el tren para una entrevista de trabajo en Yorkshire, rompe a llorar, admitiendo lo mucho que quiere que lo consiga.

Un bálsamo televisivo que contrasta con otras series de muchísimas más pretensiones y presupuesto que no consiguen conmovernos ni una décima parte de lo que lo consigue esta. La importancia de la amistad, la familia y la comunidad pueden ser temas dramáticos poderosos incluso sin asesinatos, intrigas o laboratorios de metanfetamina, siempre que las historias se cuenten bien".

El primer episodio de la serie lo escribió Ben Vanstone y lo dirigió un veterano de Downton Abbey, Brian Percival. El nuevo jefe de James, el veterinario Siegfried Farnon (Samuel West), es voluble y autoritario, aunque el problema es que le pesa la ausencia de su mujer fallecida. Vive con Tristan, su hermano, interpretado por Callum Woodhouse, que encarnó a uno de los hermanos Durrell (serie con la que esta guarda grandes parecidos). Anna Madeley aporta el carácter de acero necesario para encarnar a la Sra. Hall, ama de llaves de Siegfried.