Los días 24 y 25 de febrero de 2021 se celebra D3CON, el primer congreso mundial sobre Democracia Digital Directa.  Leequid Magazine es medio colaborador de esta iniciativa que supondrá un antes y un después en la manera de entender la democracia. Leequid Magazine es medio colaborador oficial y hemos entevistado a su impulsor Antonio Sola, presidente de la Fundación Liderar con Sentido Común.

 

¿Por qué surge D3CON?

 

D3CON nace en un momento histórico lleno de incertidumbre, pero también lleno de oportunidades, un período de transición entre la vieja política y la nueva. Esta era de ascenso, impulsada por la revolución tecnológica y por el descubrimiento del desarrollo del cuarto cerebro, es propicia para el nacimiento de un nuevo modelo de democracia: la Democracia Digital Directa que estará acompañada por los nuevos líderes del siglo XXI. Se trata de un período de construcción que nos permitirá crecer hacia la política del encuentro y el sentido común.

Con este marco, decidimos impulsar D3CON, el primer congreso mundial sobre Democracia Digital Directa para que se convierta en el primer ágora de la nueva democracia que aúne distintos puntos de vista y la vanguardia en el ámbito de la política y de la tecnología, analizando, sensibilizando y aportando soluciones ante los nuevos retos que vivimos.

 

Estamos en un momento histórico, ¿consideras que es el idóneo para la evolución de la democracia? ¿Qué aspectos deben cambiar y cuáles podrían permanecer?

 

Por supuesto. En palabras del economista, empresario alemán y fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab: “La cuarta revolución industrial” ha llegado para quedarse.

Es una una revolución tecnológica que modificará de manera profunda y para siempre la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, y la democracia no va a ser ajena a esta revolución.

 

Estamos en un momento para repensar, para quedarnos con lo bueno y modificar todo lo que no nos llena. En cierta medida, parece que estamos en una sociedad anestesiada ante partidos políticos y sus representantes que se empeñan en apostar por la ideología en vez de por el liderazgo, en la política así concebida en vez de en la persona, en las incertezas en vez de en las certezas.

Los ciudadanos, las personas, desean participar, pero no como está contemplado hoy día. Para ellos, supone perder el tiempo y no perciben la utilidad. Han perdido también la confianza en sus políticos porque estos se han convertido en copias los unos de los otros, copias de personas que se aferran a un asiento en lugar de preocuparse por las personas que es donde debe radicar el centro de la política: en las personas.

 

¿Cómo afectará la aplicación de la tecnología a los procesos electorales y, a la posterior, gobernanza?

 

Es importante que, entre todos, trabajemos en la definición del nuevo sistema que vendrá para hacerlo mejor que lo que tenemos ahora. Está claro que la política tradicional ya no nos sirve y, para muestra, está el descontento de los ciudadanos, las movilizaciones… En este sentido, es importante que todos juntos aportemos nuestra experiencia y formación para velar por la consecución de un sistema que, en verdad, satisfaga a los ciudadanos procurándoles trabajar para su felicidad y no para convertirse en un problema, como tristemente estamos viendo que sucede ahora.

 

En este sentido, la tecnología será un facilitador de los procesos electorales, contribuyendo a su transparencia, a la agilidad, a la inmediatez y a la eliminación de burocracia innecesaria.

 

Los ciudadanos adquirirán un papel predominante, contando con una representación directa que, en cierto modo, devolverá la esencia al concepto de democracia: el poder del pueblo.

 

La pandemia, ¿contribuye como acelerador de los cambios?

 

Estamos en permanente evolución, pero es cierto que, en el último año, hemos sido testigos de cómo se han precipitado muchos cambios motivados por la pandemia. El COVID-19 está siendo como una bofetada permanente que, más allá de la crisis sanitaria y económica que ha provocado, incrementa la grieta entre políticos y ciudadanos. Ante un problema que nos arrolló, los políticos han adolecido de cinco pecados capitales: no decir la verdad, subestimar a los ciudadanos, aletargar las decisiones, buscar la rentabilidad política y, el último y más reciente, haberse inmunizado, pero no ante el COVID-19. Se han inmunizado de la realidad, del dolor de la gente, de la soledad, de los muertos.

Con este desalentador panorama, nos hemos dado de bruces con sociedades vacías que necesitan llenar lo más básico, eso que sus gobernantes no han conseguido cuidar. Pero, también, se aprecia un poco de luz que nos genera esperanza, en estudios que hemos realizado en distintas comunidades de España, hemos detectado que los ciudadanos están buscando un líder nuevo que muestre empatía y que les ayude a vivir mejor, que trabaje con honestidad… y estoy convencido de que, si nos unimos y trabajamos en ello, ese momento llegará.

 

¿Puede la tecnología modificar la democracia para que pase de ser representativa a directa?

 

Sí. La política no ha podido modificar la tecnología, pero esta sí tiene la capacidad de revolucionarla a ella. De hecho, ya ha sucedido en otras esferas de nuestra vida que hace años nos parecían impensables. Hacer transferencias o la compra desde casa, una app que te permite confesarte sin tener que ir a la Iglesia, o el contrapeso que han supuesto las redes sociales para los medios tradicionales son realidades de nuestra vida diaria hoy. Por tanto, la tendencia hacia la que ha de evolucionar la democracia supondrá el fin de la intermediación política, a través de los partidos y de los políticos, tal y como la conocemos hoy.

 

Este nuevo sistema va a significar, por primera vez en la historia moderna, la auténtica representación real, directa y total de todos aquellos ciudadanos que quieran participar en los asuntos de lo público.

 

En definitiva, no podemos pensar que el cambio no va a llegar a la política y a nuestros sistemas democráticos. Sería ingenuo y, además, no tiene por qué ser nada malo. Es una oportunidad. Estamos viviendo un momento histórico que nos permite dar un paso al frente y ayudar en la construcción de esa nueva democracia.

 

¿Cuál es el principal desafío que afronta la nueva democracia?

 

El principal e inmediato desafío es despertar de ese aletargamiento en el que como ciudadanos nos encontramos. Si lo hacemos y trabajamos todos juntos, podremos llegar a mejorar la vida de nuestras sociedades.

 

Más informacion sobre el Congreso D3CON en Leequid Magazine.