Amelia Earhart, Lindbergh, Shakleton, Amudsen. Grandes aventureros cuyas hazañas siguen inspirándonos un siglo después de haber sido llevadas a cabo. Pero hay muchos otros héroes con historias igualmente apasionantes, duras, inspiradoras, pero cuyo nombre se ha perdido. O está en vías de perderse.

'Solo'

Afortunadamente, algunos de ellos dejaron escrita su epopeya. Como es el caso de Richard Byrd. Ahora, la editorial Volcano edita en español uno de los libros de aventuras más vendidos en todo el mundo. Se trata de Solo, el diario en el que Byrd relata su segunda expedición al Polo Sur. Byrd fue un aviador norteamericano empeñado en sobrevolar los polos. En 1926 aseguró haber sobrevolado el Polo Norte terrestre. Aunque su logro ha sido puesto en entredicho con cálculos y pruebas posteriores, para él fue el primer paso para su gran objetivo. Este no era otro que llegar al Polo Sur por aire. Con este fin preparó el vuelo durante los años siguientes y en 1929 logró sobrevolar ese punto, marcando un hito en la navegación aérea.

Un invierno en el Polo Sur

Fascinado por los descubrimientos geográficos y meteorológicos realizados durante la travesía, Byrd decidió realizar una segunda expedición a la Antártida. Esta vez por tierra y con más valor, si cabe. El aviador pasó todo el invierno de 1934 en una cabaña en el Polo Sur. Cuatro meses aislado, soportando temperaturas inferiores a los 50 grados bajo cero, sin la esperanza de ser rescatado hasta la primavera y solo. Precisamente ese es el mensaje de su libro. Cómo en la soledad más extrema el hombre puede “saborear la tranquilidad y la paz lo suficiente para descubrir lo buenas que son en realidad”. Porque en el libro de Byrd, en contra de otras obras similares, si hay espacio para la introspección, para la descripción de sensaciones, emociones y sentimientos. Cuando más que luchar contra la naturaleza se combate contra uno mismo.