Así define la ONU a los musulmanes rohingya. Pero probablemente muchos desconoceríamos su existencia si no se hubiese recrudecido su situación en las últimas semanas, cuando unos 400.000 refugiados pertenecientes a esta etnia han cruzado la frontera de Birmania, país donde se ubican, hacia Bangladesh, escapando de la represión a la que las fuerzas armadas birmanas los está sometiendo a raíz ataque perpetrado por un grupo insurgente rohingya el 25 de agosto en el estado de Rajine. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), al menos 230.000 son menores de 18 años, y en el colectivo hay más de 1.100 menores no acompañados, algunos separados de sus familias en la huída, además otros que han quedado huérfanos por la muerte de sus padres en el catstrófico conflicto.

Un millón de personas calificadas de 'apátridas'

Este último éxodo es expresivo del empeoramiento de una situación que ya ha elevado a 750.000 el número de rohingya que han buscado refugio en territorio bangladeshí, y que llevó a la ONU, en diciembre del año pasado, a aprobar otra de sus cuestionadas (por su discutible utilidad) resoluciones, reclamando a Birmania que le diera acceso a los rohingya a la ciudadanía, cosa a la que el ejecutivo de este Estado se niega sistemática desde 1982, calificándolos como apátridas. Hoy, los rohingya son uno de los 135 grupos étnicos oficialmente reconocidos en Birmania, y suman de cerca de un millón de personas, con sus propias costumbres, idioma y religión (musulmana). Son, aproximadamente, el 5% de los 60 millones de habitantes de Birmania. Se establecieron en el siglo VII en Arakán, una región al Oeste de la Birmania actual, aunque otras fuentes señalan que son migrantes musulmanes venidos Bangladesh a Birmania durante la ocupación británica.
En todo caso, desde 1948, cuando el país se independizó de Gran Bretaña, han sido víctimas de tortura y represión por parte del gobierno birmano.
El pretexto que difunde este gobierno para negarles la ciudadanía desde 1982, es que los considera nuevos inmigrantes. Así, se les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades, y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades. Se calcula que, por este motivo y por la pobreza y la brutal represión que han padecido en estas décadas, se ha generado una diáspora de, al menos otro millón de rohingya en varias partes del mundo.

El nuevo gobierno no ayuda a esta minoría

En los últimos años, después de haber sido gobernado por una junta militar durante más de medio siglo, Birmania vive una transición hacia la democracia y mejoras económicas y sociales. Pero la situación no parece haber mejorado para los rohingyas. En 2012, ya sufrieron dos olas de violencia, en junio y octubre, orquestadas por grupos extremistas de la mayoría budista en el estado birmano de Rakhine, que provocó unos 140 muertos, además de destruir cientos de casas de los musulmanas rohingya y provocar unos 100.000 desplazados entre esta minoría. Los intereses de China en Birmania harán difícil que la ONU pueda mediar en el conflicto, tal como han reclamado distintos gobiernos y ONG con vistas a la Asamblea General que se celebrará estos días- El ataque del gobierno birmano se ha calificado en varios de estos foros como "limpieza étnica". China, en cambio, ha declarado que se trata de un asunto "interno" de Birmania.