Despertarse solo una hora antes podría reducir el riesgo de una persona a sufrir depresión, según un estudio que se ha publicado en la revista JAMA Psychiatry.

La investigación, que firman investigadores de la Universidad de Colorado Boulder y el Instituto Broad del MIT y Harvard, ha analizado a 840.000 personas, y es uno de los primeros estudios en cuantificar la influencia del sueño en la salud mental. El análisis se ha realizado en un momento en el que muchas personas cambian la situación que han vivido durante la pandemia, y que las ha llevado a cambiar a un horario en el que se despiertan más tarde que antes, lo que, según estos científicos, puede tener consecuencias emocionales: "Sabemos desde hace algún tiempo que existe una relación entre el tiempo de sueño y el estado de ánimo, pero una pregunta que a menudo escuchamos de los médicos es: ¿cómo debemos cambiar nuestros hábitos para detectar un beneficio?", explica Celine Vetter, autora principal del estudio y profesora asistente de fisiología integrativa en CU Boulder.

"Hemos descubierto que dormir tan solo una hora menos se asocia con un riesgo significativamente menor de depresión". Estudios observacionales anteriores habían demostrado que los noctámbulos tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión que los madrugadores, independientemente del tiempo que duerman. Pero debido a que los trastornos del estado de ánimo en sí mismos pueden alterar los patrones de sueño, los investigadores han tenido dificultades para descifrar este fenómeno.

En 2018, Vetter publicó un gran estudio que mostraba que los "madrugadores" tenían hasta un 27% menos de probabilidades de desarrollar depresión en el transcurso de cuatro años, pero esta publicación no conceptualizaba bien lo que significa ser madrugador o madrugadora.

Algunas investigaciones sugieren que recibir una mayor exposición a la luz durante el día, cosa que suele ocurrir con los madrugadores, da como resultado una cascada de impactos hormonales que pueden influir en el estado de ánimo. Otros señalan que tener un reloj biológico, o un ritmo circadiano, que tenga tendencias diferentes a las de la mayoría de las personas, puede ser en sí mismo deprimente. "Vivimos en una sociedad que está diseñada para la gente de la mañana, y la gente de la tarde a menudo se siente como si estuviera en un estado constante de desalineación con ese reloj social".