La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha confirmado en su Boletín Anual publicado ayer lunes, 24 de octubre, que 2015 fue el primer año en la historia reciente de la Tierra en que se superó la barrera de las 400 partes por millón de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, “un umbral simbólico y a la vez significativo” señala la organización, que estima además que el baremo seguirá creciendo este 2016. Los niveles de CO2 ya habían alcanzado anteriormente la barrera de las 400 ppm, en algunos lugares concretos y durante varios meses del año, pero nunca antes en toda el área global y durante un año completo, frente a los 278 ppm de concentración de CO2 en la atmósfera que se registraba antes del inicio de la era industrial, según informa la OMM, que basa estos datos en la estación más antigua de vigilancia de los gases de efecto invernadero, situada en Mauna Loa (Hawái).

Las secuelas de El Niño

La organización ha manifestado también recibir con entusiasmo el Acuerdo de París, pero pide que se adelante su aplicación al 4 de noviembre, antes de la fecha prevista, para intentar atajar el verdadero problema, el dióxido de carbono, que permanece en la atmósfera durante miles de años, y en el océano todavía más tiempo. El crecimiento acelerado que experimentó el CO2 en 2015 tuvo mucho que ver con el episodio de El Niño, cuyos efectos se prolongaron hasta bien entrado 2016: sequías en las regiones tropicales, la reducción de las capacidades de los “sumideros” –como los bosques, la vegetación o los océanos– para absorber CO2… Además, entre 1990 y 2015, el forzamiento radiativo –que provoca un efecto de calentamiento del clima– experimentó un incremento del 37% a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración, tales como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), resultantes de las actividades industriales, agrícolas y domésticas.