Su enorme esqueleto se halló en 1998, setenta millones de años después de su muerte, que ocurrió durante el Cretácico tardío , en un área hoy conocida como la costa de la italiana Trieste, al pie de un yacimiento conocido como el “Villaggio del Pescatore”. Pero solo ahora han concluido las operaciones para desenterrarlo de las rocas en las que permanecía, y ha subido al pódium como el ejemplar de dinosaurio más grande entre los encontrados en Italia, y uno de los restos más completos del continente europeo.

Lo han bautizado como Bruno en honor al artista italiano Bruno Zoppolato. Medía cinco metros, pesaba 600 kilos y tenía un cráneo imponente. Era herbívoro (se alimentaba de frutos y hojas, pues la hierba tal y como la conocemos hoy no existía) y pertenecía a la familia de los hadrosáuridos.

Su importancia, según los expertos, se debe, en primer lugar, a que, aunque el hadrosaurio es bastante común, la especie localizada solo existe en Italia. Hace treinta años, se encontró otro dinosaurio en este mismo yacimiento, al que se bautizó como Antonio, y era de la misma familia solo que más pequeño y menudo. En Italia no hay más yacimientos de dinosaurios, y si no se tienen en cuenta las huellas, que sí se distribuyen en varios puntos de la península itálica, solo se conservan los restos de otros tres ejemplares.

Bruno era, presumiblemente, un adulto con “pico de pato”, y su conservación ha sido posible dadas las “extraordinarias condiciones” del lugar. Por el momento se ha recuperado el 70 % de su cuerpo de un bloque de piedra de casi mil kilos. Aún queda por obtener la cola, mientras que otras partes han desaparecido a causa de la erosión. Por el momento, sus restos permanecerán expuestos en el centro de información turística de la localidad de Sistiana y finalmente será acogido en el Museo Cívico de Historia Natural de Trieste, por ahora su última morada.