Lo vemos en las series americanas y aunque a veces parece inverosímil, oímos noticias que nos dicen que es cierto. Tal o cual crimen se resuelve por medio de pruebas científicas. Seguir el rastro de ADN es el nuevo seguir las huellas que sucedió al seguir el olor.

También para animales

Y si vale para los crímenes entre humanos, también valdrá para los que cometemos contra los animales. En este caso contra los elefantes, obsesionados con matarlos para despojarlos de sus colmillos, que alcanzan precios astronómicos en el mercado negro.

Ahora un grupo de científicos ha establecido una especie de CSI para analizar los colmillos incautados por las autoridades portuarias de diversos países. De esta manera no solo puede trazar su procedencia. También han podido establecer que el comercio de este material está dominado por tres grandes carteles que funcionan a nivel global.

De la caza al comercio  

Y como sucede en las series, y queremos pensar que en la realidad, este trazabilidad de los colmillos de los grandes mamíferos permitirá investigar a los autores no solo del comercio si no también de la caza ilegal del elefante. Ambas actividades están, como no, conectadas. 

Y no es un negocio menor. Se estima que cada año son abatidos 40.000 elefantes. Esto supone que el tráfico ilegal del marfil derivado de ellos mueve miles de millones de dólares en todo el mundo cada año. 

Ahora, con la ayuda científica, las autoridades esperan que sea más fácil establecer la conexión entre estos cárteles de comercio ilegal y los furtivos que matan a los animales en su estado salvaje.