Hace tiempo que el compostaje, el proceso natural por el que la materia orgánica (cáscaras de vegetales, papeles, hojas secas…) se convierte en abono natural, se viene contemplando como una alternativa para mejorar el tratamiento de residuos. Y es que las composteras hacen magia, convierten desechos en tierra fértil.

Amigos de la Tierra incide ahora en sus beneficios en el informe “El Compostaje, un Aliado contra la Crisis Climática”, enmarcado en el proyecto “Aplicación de compost procedente de residuos municipales a suelos agrícolas y pastos”, que la ONG ha desarrollado en colaboración con la Universidad de Santiago, y cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad.

La ONG ha analizado el compost de 19 proveedores diferentes, así como los 24 terrenos en los que se ha aplicado la enmienda orgánica, desde huertos hasta viñedos y dehesas. Se trata de la primera investigación que agrupa el análisis de compost y su aplicación para conocer su contribución en la adaptación al cambio climático en territorios con condiciones y características tan diferentes, desde Aragón, Baleares, Cataluña, Galicia, La Rioja hasta Madrid.

Los resultados apuntan a que una gestión incorrecta del uso de la tierra y el cambio climático son factores que contribuyen a la desertificación y la pérdida de suelo fértil. Los resultados señalan que usar compost reduce el proceso de desertificación. El estudio revela la capacidad del compost para combatir los procesos de desertificación, así como los millones de toneladas de Gases de efecto invernadero (GEI) que podrían evitarse con el tratamiento de los residuos orgánicos a través del compostaje.

Así, la ONG insta a las administraciones a apostar por el compostaje como una herramienta decisiva para contribuir en la lucha contra la crisis climática.