La Conferencia Brasileña del Cambio Climático, que precede a la COP25 de Madrid y fue clausurada el pasado viernes, firmó la 'Declaración de Recife', un manifiesto impulsado por las administraciones locales, la sociedad civil y las universidades que será presentado en la capital española en la cita de diciembre.

El documento recuerda que en diciembre de 2015 “más de 190 países se reunieron para celebrar el Acuerdo de París, honrando sus compromisos de enfrentamiento a la crisis climática y los desafíos de desarrollo sostenible de sus naciones”, señala el texto, y “pasados cuatro años, a pesar de algunos avances, todavía estamos caminando para una ruta de calentamiento de más tres grados Celsius, incompatible con la seguridad climática del planeta, que está generando innumerables pérdidas en la biodiversidad y se refleja directamente en la calidad de vida de los más vulnerables”.

La delegación brasileña a la COP25 de Madrid ha afirmado que “la reducción de la pobreza y de la desigualdad es el mayor desafío en Brasil y está directamente relacionado al enfrentamiento de la crisis climática". El texto enumera los “impactos” del cambio climático con la producción de alimento y la necesidad de su “convivencia” con la generación de energía. También alude a las consecuencias del cambio, como la escasez de agua y la deforestación ilegal, sobre todo en la Amazonia, y el impacto en países vecinos como Paraguay, Uruguay y Argentina, que no gozan de esa selva pero sienten el reflejo de Brasil.