La Misión Monrovia 2023 se llevó a cabo del 18 al 26 de marzo en el Saint Joseph's Catholic Hospital de la capital liberiana. Un centro regentado por la Orden Hospitaliaria de San Juan de Dios con el apoyo de la Fundación Juan Ciudad y de numerosas instituciones españolas desde hace ya 60 años. Han pasado guerras civiles, el ébola y otras tantas calamidades y aún hoy, no cuentan con un especialista en urología de forma permanente, ni un anestesista para realizar intervenciones complejas con anestesia general. Esa es la razón por la que la pequeña organización valenciana Surg For All lleva a cabo este tipo de misiones desde 2014. Más allá de poder realizar el mayor número de operaciones en una semana, se trata de formar al personal local para lograr —y están a punto de conseguirlo— un departamento de urología propio que pueda atender a un país en el que no hay más que uno para 5 millones de habitantes. Claudia pérez Tavares formó parte de la misión como cooperanate no sanitaria, dengtro del equipo de comunicación que aportaba el proyecto Prstt.org y la empresa social El Viso Media, apoyados por este periódico para dar visibilidad a una labor tan necesaria como desconocida. Con su toque personal, Claudia nos va transmitiendo semana a semana un mundo de sensaciones y recuerdos compartidos desde el corazón.

Diarios de Monrovia: Capítulo V

Miércoles, 22 de marzo: Me despierto. Todavía es de noche. Aquí la vida empieza antes. La ducha tiene una ventana que da a la carretera, y mientras me ducho, escucho el bullicio, la música que no sé cantar, y todos esos sonidos propios de la vida callejera liberiana. Hoy veremos la recepción de los pacientes en la entrada del hospital. 

Sus cánticos me conmueven. Les escucho con un nudo en la garganta, de esos que luego cuesta desenredar. Me mueve la fe, no en su Dios, sino en esas personas que le cantan.

Delante de mí hay un hombre en silencio; en su camiseta se lee: “Everyone counts.” Así es: cuando muchas voces suenan al unísono, nadie desafina.

¿Cuándo hemos dejado de cantar, en las casas, en familia, entre amigos y conocidos? Me acuerdo de mi madre, de cuando cantaba todos los días, de cómo aprendí de ella tantas canciones, en español y en gallego, y de cómo ellas nos unían. Hoy sé que mi madre cantaba en la alegría y la tristeza para huir de otro casamiento. Cuenta Almodóvar que cuando alguien le preguntó a Chavela si nunca olvidaba las letras de sus canciones, ella respondió: “A veces, pero siempre acabo donde debo.” Algo así debía pasarle a mi madre cuando yo todavía no sabía quiénes eran ni Chavela ni José Alfredo: 


“Y si quieren saber de mi pasado
Es preciso decir otra mentira
Les diré que llegué de un mundo raro
Que no sé del dolor
Que triunfé en el amor
Y que nunca he llorado.”

Escucho a lo lejos la pelota de tenis golpeando contra el suelo. Los gallos cantan todo el día como si acabara de amanecer. El claxon de las motos es tal vez el sonido más persistente; aunque la algaravia también. Me encanta su prosodia, aunque me cuesta entender su inglés. Saludan tocando, chocando manos. Y cuando sonríen, tienen bocas grandes, como me pasa a mí. 

Dos jóvenes liberianos tratan de jugar al tenis en Monrovia   Foto de Claudia Pérez Tavares

Un chico liberiano, al que hemos visto estos días jugar al tenis, sueña con que alguien se lo llevará un día a otro lugar y será un cantante famoso. Va siempre con los cascos puestos, escuchando música. Hoy estaba pintando, parsimoniosamente, la fachada de una de las casas, donde se aloja el director clínico del hospital y su mujer. Hablando con él, nos ha confesado: “no sé cómo pagáis para venir aquí, y dejáis todo lo que tenéis allí. Nadie en África haría eso.” —y se ríe. Le contesto que allí tenemos demasiadas cosas, y que venir aquí es una forma de compartirlo, aunque, en realidad, sé que no es así. Como bien saben los cooperantes, te llevas más de lo que dejas, y quizás lo único que te lleves sea la convicción de que no necesitas nada más. Al volver, la rutina, la velocidad, la inmediatez, me engullirán nuevamente. Lo sé. Mientras tanto, si alguien os pregunta qué es de mí, decidles que me fui a un mundo raro.

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Claudia Pérez Tavares (Lisboa, 1983). Licenciada en Estudios Hispánicos por la Universidad de Lisboa, ha trabajado como profesora de español para extranjeros, editora de textos y traductora. Vive en España desde hace más de diez años y colabora con Leequid Magazine en temas culturales y sociales. En marzo de 2023 participó como cooperante en la Misión Monrovia 2023 de la ONG Surg For All como parte del equipo de comunicación aportado por El Viso Media para Prstt.org