Cualquier fotografía de la sabana nos muestra animales extraños. Junto a otros cuyos tonos de piel y pelo puede fácilmente identificarse como producto del camuflaje, una especie de caballos llama la atención por su diseño. Las franjas negras y blancas de las cebras llevan cientos de años devanando los sesos de los científicos.

Ahora parece haber llegado el estudio definitivo. El informe, realizado por dos científicos jubilados, Allison y Stephen Cobb, asegura que los colores rayados del animal tienen una importante función en el entorno en el que vive: termorregular sus cuerpos

La pareja de científicos llevan desde 2003 estudiando las variaciones de temperatura en los cuerpos y piel de cebras semidomesticadas. Solo así pudieron realizar un buen número de mediciones mediante termómetros láser. 

El principio es bastante simple, como suelen ser las cosas en la naturaleza. Cualquier sabe que el color negro absorbe toda la radiación solar mientras que el blanco la refleja. De este modo, las superficie oscuras se calientan mucho más que las claras. 

Protección antitábanos

Es esta variación de temperatura la que crea microcorrientes en la superficie corporal de las cebras. La diferencia de temperatura puede ser de hasta 15 grados entre las rayas negras y las blancas. Esta variación genera movimientos del aire que las rodea, a milímetros de su pelo.

Pero estas corrientes no son suficientes para refrigerar al animal. Para que su cuerpo se mantenga alrededor de 16 grados por debajo de la temperatura ambiente existe otro factor. El sudor que segrega su piel actúa como catalizador de las corrientes, enfriándolo y refrescando al animal. 

La fuerza de esta explicación es que incluye la anterior teoría. Según algunos científicos, las rayas servían para evitar las picaduras de tábanos y moscas. Según los Cobb, la explicación de por qué estos insectos se desvían cuando están muy cerca del animal son esas mismas corrientes, que, literalmente, les espantan.