Es uno de los grandes mitos que manejamos, sobre todo en lo relativo a los niños. El azúcar es una especie de supercarburante que nos hace tener un subidón, y a los más pequeños directamente es como insuflarles algún tipo de excitante. Pues realmente no es así.

En un informe conjunto de las universidades de Berlín, Coventry y Lancaster se asegura que esa creencia, avalada por otros informes científicos, es en realidad una leyenda urbana. Según sus conclusiones, ni los dulces ni las bebidas energéticas ricas en azúcar influyen en el estado de ánimo o la capacidad para reponerse.

El fundamento es el proceso de absorción de los carbohidratos en el organismo humano y cómo nos afecta. El grupo científico afirma que no solo nos contribuyen a que nos sintamos con más energía, sino que en realidad tienen un efecto contrario

Según sus datos, los carbohidratos reducen nuestra capacidad de alerta 60 minutos después del consumo. Y que tan solo 30 minutos después de la ingesta aumentan la fatiga.
 

Efecto placebo

Para llegar a estas conclusiones, han analizado nada menos que 31 estudios anteriores que reúnen los datos de más de 1.200 personas. En todos no se han revelado ningún tipo de efecto sobre el estado de ánimo de los participantes en los estudios. Sin embargo, sí ha podido establecerse esa relación directa entre los hidratos de carbono y los estados de fatiga y menor alerta. 

También es interesante la conclusión de por qué se piensa que dulces y bebidas energéticas proporcionan esa sensación de potencia. Según los investigadores, es una especie de efecto placebo global. Al tomar esos alimentos esperando que nos proporcionen esa energía extra, reaccionamos en función de lo que suponemos que va a suceder. Cuando en realidad, una vez más, todo está en nuestra cabeza.