Viajar es uno de los grandes negocios del presente y también del futuro. Medios cada vez más seguros y sobre todo, más rápidos. Porque aunque la mayoría no pudiera pagarlo, muchos siguen echando de menos la afilada figura del Concorde.

Dentro de tres años podremos volver a verlo. No el famoso avión supersónico francoamericano. Uno diseñado por la NASA, que es en quien cualquiera confiaría para desarrollar un ingenio así. 

El principal inconveniente para crear un avión de pasajeros que supere la velocidad del sonido es el choque. El severo impacto que se produce cuando una aeronave viaja más rápido que las ondas sonoras. Estas ondas se van comprimiendo hasta que se liberan con una gran carga de energía. Una explosión que puede romper cristales a varios kilómetros de distancia. Y que resultaría extraordinariamente peligrosa para los posibles pasajeros.


Tecnología silenciosa

Por eso, la agencia espacial norteamericana está desarrollando lo que denominan Quiet Supersonic Technology, o traducido, tecnología supersónica silenciosa. Un sistema que evite esa onda sonora y los problemas relacionados con ella. En lugar de un boom ensordecedor, el nuevo sistema libera un sonido más parecido a una trompeta, como sus responsables han definido.

La NASA ha anunciado su apuesta por este proyecto y por su prototipo, el avión X-59. En su estela es muy similar a aquel Concorde, aunque se le notan los años añadidos de investigación. 

Se trata de conseguir en esos tres años que el X-59 alce el vuelo aunque solo sea en las primeras pruebas más o menos reales. Después, cuando esté perfectamente operativo, los especialistas de la NASA han prometido viajes entre Nueva York y Londres en menos de tres horas.