Queridos humanos, el Opportunity ha muerto. En la tarde de ayer, la NASA hizo el anuncio oficial con una frialdad impromia. La misión Oppportunity ha finalizado. Ausente desde junio, la agencia espacial abandona las esperanzas de establecer contacto con la sonda marciana. Son unos momentos duros, pero su recuerdo y su legado nos ayudarán a sobrellevarlo.

Opportunity era un rover feo y desgarbado. Una especie de vehículo salido de la imaginación de un ilustrador de Disney. Desde 2004 recorría las planicies del planeta Marte enviando puntual información desde el terreno. La única que vale. 


En todo este tiempo nos ha enseñado valentía, determinación y resistencia. Ese es otra parte de su leyenda. Aunque los ingenieros pensaban que no viviría más allá de tres meses, Opportunity se sobrepuso a las caprichosas condiciones cambiantes de Marte. Y así, ha sobrevivido 15 años
 

Un planeta gris

También es una metáfora de nuestros tiempos. Opportunity resistía en esas condiciones con una equitación que hace una década es obsoleta en la Tierra. Una memoria de 256 megabits y una cámara 1 megapixel. Eso no se ve por aquí desde hace mucho tiempo. Pero a la sonda le bastaba. 

Así pudo descubrirnos que Marte no es rojo, si no gris. Que solo hay que sacudir un poco el polvo de su superficie para descubrir rocas de ese color. O que en algún momento del pasado, el planeta vecino fue gemelo de la Tierra. O que hay una levísima escarcha en las frías noches marcianas. 

Una tormenta de arena parece ser lo que ha acabado con la vida activa del rover. Una vida llena de focos y portadas, como la estrella de las noticias más lejana.