Un año más, la revista Science repasa los descubrimientos científicos más sonados del año que está a punto de terminar, 2017. En el podio, la detección de ondas gravitacionales y la radiación por la fusión de dos estrellas, seguidos de la detección de una nueva especie de orangután, la criomicroscopía electrónica o los avances en la edición genómica y la lucha contra el cáncer.

Una colisión estelar

Las ondulaciones del espacio-tiempo procedentes de la fusión de dos estrellas de neutrones encabeza este ranking. Fue una colisión estelar ocurrida a 130 millones de años luz en la galaxia NGC4993, que desencadenó una explosión colosal que siguieron cientos de astrónomos en todo el mundo. Sus consecuencias aún están por analizar.

Un nuevo gran simio

Hacía cerca de 90 años que no se descubría una nueva especie de la familia Hominidae, la de los grandes simios a la que también los humanos pertenecemos. Pero en noviembre se incorporó un nuevo tipo de orangután, Pongo tapanuliensis, visto en el distrito indonesio de Tapanuli, en la isla de Sumatra. Solo quedan unos 800 individuos de esta especie.

La vida a escala atómica

El Premio Nobel de Química 2017 ha recaído este año en los científicos que desarrollaron la criomicroscopía electrónica (cryo-EM), una técnica que permite congelar y visualizar biomoléculas en plena actividad. Además, este año se ha mejorado el software de procesamiento de imágenes y sus estándares de calidad, de modo que se pueden ver las bioestructuras con una resolución casi atómica.

Edición del ADN y el ARN

Este año se han anunciado mejoras en la emergente técnica de la edición de bases, que corrige mutaciones puntuales tanto en el ADN como en el ARN.

Nueva inumunoterapia contra el cáncer

Una de las mejores noticias de este año ha sido la llegada de un medicamento contra el cáncer que mata la enfermedad  basándose en el ADN, en lugar de en el órgano donde se origina el cáncer. El medicamento impulsa el sistema inmunológico y se ha aprobado para los casos de melanoma y otros tipos de tumores. El requerimiento para su éxito, que las células cancerosas tengan la denominada ‘deficiencia de reparación de desajuste’, lo que implica que están repletas de mutaciones en genes que reparan el ADN.