Varios puntos de España sufren un brote de listeriosis, originado en Andalucía. Se trata de una enfermedad de transmisión alimentaria cuya responsable es la bacteria Listeria monocytogenes, que provoca síntomas como fiebre, diarrea, decaimiento, dolores o rigidez muscular. La infección afecta más gravemente a las embarazadas, los recién nacidos, los adultos mayores y las personas con el sistema inmunológico debilitado. La bacteria solo causa la enfermedad si se ingiere viva y tiene un periodo de incubación que puede llegar a los 70 días.
Alfonso Carrascosa, experto en seguridad alimentaria del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha explicado a la Agencia Efe que se trata de un "microbio muy fastidioso", porque no altera el aspecto o sabor de la comida y todo lo que no sea el calor "lo aguanta muy bien" (se elimina con la cocción de los alimentos, aunque es inmune a otros procesos como la sal o el ahumado y crece a temperaturas de refrigeración).
La listeria resiste también su llegada al cuerpo, es inmune a los agentes antimicrobianos que hay en la saliva, a la acidez estomacal y a las sales biliares. Así, hasta llegar al intestino, que Carrascosa define como "una estufa de cultivo de microbios, porque hay mucho alimento y una temperatura fantástica de 37 grados", donde esta bacteria desarrolla su patogenidad, de tipo intracelular, es decir, no elabora una sustancia tóxica que destruya el epitelio intestinal, sino que se introduce en las células intestinales -los enterocitos- y de ahí llega a la sangre. Puede producirse contaminación cruzada, esto es, si se corta una carne o pescado contaminado sobre una tabla y esta se usa sin higienizar para picar un vegetal que se va a comer crudo, la bacteria puede pasar de la tabla al alimento.
La listeriosis puede causar presencia de bacterias en sangre (bacteremia) e incluso meningitis o meningoencefalitis, explica Carrascosa. Además, es la bacteria que "produce toxiinfecciones alimentarias de mayor mortandad". El tratamiento -indica el doctor-, se resume en dos palabras: "antibiótico, antibiótico".
Carrascosa recuerda que en España, desde 1996, las empresas han de tener implementados unos sistemas de seguridad alimentaria "muy sofisticados", de análisis de peligros y control de puntos críticos, que son su responsabilidad.