Hoy se cumple medio siglo de uno de los asesinatos más sonados y con más trascendencia de nuestra historia reciente: el del Martin Luther King. La noche anterior, había pronunciado uno de sus discursos más emblemáticos, I've Been To The Mountaintop, junto a su I have a dream de la Marcha sobre Washington. Moría el activista, nacía la leyenda.   https://www.youtube.com/watch?v=Oehry1JC9Rk King era abatido, de un tiro en la cabeza el 4 de abril de 1968, en Memphis (Tennessee), cuando saludaba desde el balcón de la habitación 306 del motel Lorraine en Memphis –hoy convertido en el Museo Nacional de Derechos Civiles–, Tennessee, rodeado de cuatro de sus colaboradores. Tenía 39 años, aunque ya había sido distinguido con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Solo cinco años antes había ocurrido el asesinato de John F. Kennedy. La reacción popular no se hizo esperar. A las pocas horas del asesinato, la capital de Estados Unidos era un hervidero de protestas, que se prolongaron durante días y dejaron un saldo de una decena de muertos. Ventanas rotas y edificios ardiendo, sobre todo en los edificios de mayoría afroamericana, fueron un grito unísono de dolor y reclamo de justicia, que tuvo eco incluso en el fragor de la Guerra de Vietnam.

Una lucha que aún perdura

El asesinato, rodeado de especulaciones y cuyas motivaciones nunca han terminado de aclararse, no hizo sin incrementar la huella que dejó el pastor, enfrentado a otros líderes negros como Malcolm X o Stokely Carmichael, en su lucha por el fin de la segregación racial, y los derechos civiles (voto, igualdad económica) y humanos. Cincuenta años después de aquella dramática fecha, la sociedad estadounidense, como tantas otras democracias occidentales, aún lucha por dotar de significado real (más allá del normativo) sus constituciones. Aún estamos en lucha por asegurarnos que no se reprima el voto, que exista equidad y sea universal el derecho a la vivienda, que los inmigrantes no sean arma arrojadiza en política ni sufran expulsiones arbitrarias, y no haya brutalidad policial contra ninguna minoría.