El último de esos fenómenos que de vez en cuando aparecen en Internet y redes sociales y que nos hacen explotar la cabeza. Después de aquel vestida que unos veían blanco y dorado y otros azul y negro, llega la última paranoia. Antes de nada, escuchen:

¿“Yanny o “laurel”?

¿Qué han oído? ¿Algo más parecido a “yanny”?, ¿o más similar a “laurel”? No se inquiete. Unas personas están oyendo unas cosas y otras están percibiendo la otra palabra. Incluso hay quien, como Stephen King ha confesado en Twitter, primero oye una cosa y después la otra.

Lo importante en este caso no es realmente lo que oye, ni lo que opine. Es que haya entrado en la rueda del fenómeno. Y que durante un rato esté entretenido.

Porque después vinieron las explicaciones. Que si longitud de onda, que si patrones fonéticos, que si los duros de oído escuchan “laurel” y lo que oyen como murciélagos, “yenny”. Y así, cuando mire el reloj, hablará pasado otra hora en el trabajo y ya quedará menos para salir. 

Voz de robot
Y la mejor razón de todas. Resulta que la variación en la percepción del sonido puede proceder de su generación sintética. El hecho de que nos hable una máquina parece que nos confunde. Que unos vamos a entender una cosa y otro la contraria en el futuro próximo en el que nos comuniquemos con seres virtuales, con inteligencias artificiales. 

De momento, el juego es divertido y eso es lo importante. Sin duda, mejor que la espiral de crispación en la que muchas redes se han convertido.