Mientras en muchos países el debate sobre el machismo, el papel de la mujer y el del hombre en la sociedad actual, parece más propio de la Edad Media, en Suecia el asunto está mucho más avanzado. El fenómeno de los latte-dads lo demuestra.

Hipsters al cuidado

Los latte-dads suecos son esos padres que pasean por la ciudad de Estocolmo empujando el carrito con su bebé, o lo portean en un arnés. Jóvenes, con aire hipster y perfectamente preparados para acometer cualquier eventualidad, que con los niños pequeños son muchas y muy variadas. 

Padres más o menos jóvenes que se reúnen en cafeterías y parques a hablar de la paternidad mientras los niños corretean y suben y bajan por los toboganes. Padres que ocupan un tiempo y un espacio que en muchos otros países parece estar destinado a las madres

Pero en Suecia las cosas son distintas desde hace mucho y estas son las consecuencias. Las políticas de equiparación de bajas por maternidad y paternidad y el enfoque educativo está dando sus frutos. 

44 años de igualdad

Nada menos que desde 1974, la baja cuando se tiene un hijo se comparte entre la madre y el padre. El permiso se alarga hasta los 480 días y son los progenitores los que pactan qué periodo disfruta cada uno. En ese tiempo, los nuevos padres disfrutan de un 80% de su sueldo. Y es obligatorio que los hombres cojan parte de ese permiso. 

Pero más allá de la obligación, está muy mal visto que los padres traten de escaquearse de esa responsabilidad. Es decir, aquí es donde funciona la educación. Muy al contrario, los padres suecos han tomado desde hace tiempo su lugar en la educación y cuidados de los bebés.