Puede pasar cualquier cosa durante la jornada electoral. Los colegios se llenan de personas anónimas y desconocidas que han de trabajar en equipo durante muchas horas para que los más de 35 millones de ciudadanos que están llamados a votar puedan hacerlo eficientemente y respetando la ley. Igual no es la mejor de las ideas, ya que hay personas que no están precisamente dispuestas a colaborar, pero así está establecido nuestro sistema electoral y si queremos vivir en democracia debemos protegerlo y respetarlo.

Como decíamos, no todos están muy de acuerdo con esta premisa, y ya se han podido ver situaciones un tanto surrealistas en diferentes mesas electorales del país, siendo la más flagrante la que ha ocurrido en Santander, donde un hombre de 33 años ha sido detenido por negarse violentamente a sustituir al presidente de una mesa que ha sufrido un ataque de pánico. Pero hay más historias.

La usuaria de Twitter @An_Laetificat ha compartido en su perfil un hilo que lleva actualizando desde hace unas horas sobre el comportamiento errático de uno de los vocales de la mesa conformada al lado de la suya, donde también es vocal.

El primer tuit, que cuenta con más de 200 mil visualizaciones -y subiendo- narra lo primero -y más impactante- que ha ocurrido nada más abrir el local electoral a las 9:00 de la mañana: "Ha tenido que venir la policía porque un vocal de la mesa de al lado ha montado un pollo para flipar, con gritos y golpes en la mesa, porque "¿cómo puede ser que en el siglo XXI tenga yo que escribir a mano el nombre de todas las personas que vienen sin un ordenador ni nada"", ha compartido la tuitera.

"Exigía que le dieran un ordenador para escribir ahí los nombres de la gente que vota, porque si no "me duele luego la mano y mañana a ver como trabajo, si yo soy ingeniero informático y tengo que teclear todo el día"", cuenta @An_Laetificat que ha escuchado decir a su compañero vocal.

"Y que se lo lleven ya mismo a la cárcel si hiciera falta", prosigue relatando la usuaria desde su cuenta de Twitter, aclarando que el hombre ha hecho el "gestito de juntar las muñecas por delante" imitando la posición en la que quedan las manos cuando se ponen unas esposas, advirtiendo, acto seguido de que "él aquí no se queda, que prefiere pagar la multa".

Para terminar su discurso, el imprudente vocal ha optado por fanfarronear sobre su poder adquisitivo, sin que nadie le hubiera preguntado: "Que suficiente dinero gana al mes trabajando "con el sudor de la frente" como para permitírselo", explica @An_Laefiticat.

La tuitera sigue explicando a sus seguidores que a este hombre "al final le ha llamado no se qué persona oficial de la junta electoral (o algo así, no me he enterado bien) por teléfono y han tenido una charla larguísima a voces sobre los deberes ciudadanos, mientras los policías se partían la caja", continuando la historia describiendo que el vocal, tras la conversación telefónica se sentó "de morros" diciendo en voz alta "que para otra vez se trae cincel y piedra, que esto parece la edad de las cavernas, que le tendrían que indemnizar por daños".

Por último, antes de callarse -temporalmente- y sin dejar un segundo de sorprender a los demás, preguntó: "¿Pero esto de las elecciones quién lo organiza, a ver, esta tontería quién la organiza?". 

Como el silencio no iba a durar eternamente, el incansable vocal volvió a la carga después de un rato para contar que "estudió en la Universidad de Cambridge ("en Reino Unido", añade, por si estamos desubicados)" y que "trabaja para "empresas punteras" en Irlanda, y que suele veranear en Marbella". @An_Laetificat, un poco desesperada, añade en el hilo: "Yo de verdad necesito que venga más gente a votar sólo para que se calle".

"Ahora estamos ya todos informados de que Marsella (que no Marbella, que le he oído mal) es una ciudad muy bonita, pero muy sucia y con ratas del tamaño de gatos", puntualiza la tuitera sobre la aclaración no solicitada del descontrolado vocal de la mesa de al lado.

Continuando con su perorata "en voz muy alta" y dirigiéndose "a nadie en concreto" sino "al aire", el hombre ha decidido entonces quejarse de que "la lista del censo no tiene tildes y que nos estamos cargando nuestro idioma". Llegados e este punto, la usuaria describe la situación: "Le estamos ignorando todos a unos niveles estratosféricos pero es inasequible al desaliento".

Ocurre entonces la primera interacción directa de nuestra narradora y el vocal incorregible, @An_Laetificat nos traslada los hechos: "Viene a la máquina del café y pregunta cuánto cuesta. Le digo que 0'60€ me ha costado a mí, y responde "¿y para pagar con tarjeta?". Le miro, miro a la ranura de la máquina, le vuelvo a mirar. Grita "aquí la tecnología brilla por su ausencia" y se vuelve a su mesa". La realidad a veces supera la ficción.

Por último, cabe destacar el comentario al hilo que ha hecho @nakama_borja: "También le podía interesar al señor que si vas a una mesa electoral por ley al día siguiente tiene derecho a una reducción de 5 horas en su jornada laboral a ver si así no se queja de la mano". A lo que @An_Laetificat ha respondido: "Se lo he tenido que explicar y como no me creía se lo ha tenido que enseñar el presidente de su mesa en el manual" ha zanjado la tuitera. Son tiempos muy estraños para vivir en sociedad.