La periodista especializada en Casa Real Pilar Eyre tiene experiencia sobrada en los medios de comunicación. Tanto es así que se ha aventurado en las últimas horas a dar un consejo al que fuera vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, para que se lo aplique frente al micrófono.

Tras su retirada de la política, uno de los fundadores de Podemos pasa buena parte de su nueva trayectoria en los medios, especialmente en radio. Así, Iglesias es protagonista indiscutible de El Ágora de Hora 25 (Cadena Ser) o El món a RAC1, de Jordi Basté. El que fuera también ministro de Derechos Sociales y responsable de la Agenda 2030 protagoniza también su propio podcast, La Base, en Público.

Sin embargo, a juicio de la informadora, al que hasta bien reciente ha sido figura clave para entender el entramado político español, le faltan un poco de ‘tablas’ en el mundo radiofónico. No tanto en lo que dice, sino en cómo lo dice.

Eyre da una clave, que puede parecer lógica pero no todo el mundo se aplica y que, de hecho, no solamente lleva a cabo en ocasiones el protagonista de estas líneas, también otros rostros conocidos de la televisión y la radio. Así las cosas, la periodista viene a decir al exsecretario general de la formación morada que no coma ni beba nada mientras está en directo porque “se te oye tragar” y esos “segundos” en radio “se hacen eternos” para la audiencia.

“Con todo el cariño a Pablo Iglesias No podrías desayunar antes de tu intervención en El món a RAC1. Esos segundos mientras apuras el café con leche, en la radio se hacen eternos. Se te oye incluso tragar…”, apostilla a golpe de tuit.

No son pocas las personas que puedan asegurar que siempre han desayunado en casa y no se han tomado ni siquiera un café al llegar a su puesto de trabajo. Sin embargo, es cierto que el directo seguramente no sea el momento más idóneo, sobre todo para la persona que está en ese momento escuchando la emisora o viendo el canal.

Las “malas costumbres” del directo

La costumbre de comer en directo se ha extendido también en algunos platós de televisión. Seguramente el ejemplo más claro de esta praxis sea Sálvame, donde los colaboradores degustan productos en directo.

Los hay que siguen el programa y no les parece mal, pero por norma general la gente coincide en que no es agradable escuchar o ver a alguien en esa situación