Hay ocasiones en las que los malos momentos de la vida nos cogen especialmente a contrapié, no solo por lo que estos implican, sino también por el instante o el lugar en el que se producen. Perder a un ser querido de manera totalmente inesperada siempre es un golpe duro, pero puede serlo más si te ocurre en un lugar en el que es mucho más difícil gestionar la situación. Esto es lo que debió pensar la periodista Mariló Montero cuando le comunicaron el fallecimiento de su hermano, quien murió en un accidente de coche. Así lo relata la propia informadora en una entrevista concedida al programa de la Cadena Ser Hora 25.

“Estaba haciendo el debate en Canal Sur y no parábamos. Empezaba el programa a las diez de la noche y a las nueve me llamaron para decirme que se había muerto mi hermano en un accidente de tráfico”, comienza relatando. “Entonces dices “Estoy a una hora de Sevilla”, “¿A qué presentador sustituto van a poder llamar?”, “Están todos los contertulios con el AVE de Madrid y tienen que volver esta noche o mañana por la mañana”. Yo me iba a Alemania el sábado y llamo a Carlos, que era mi marido entonces, y no se lo quería decir a nadie porque si se lo decía a alguien no iba a poder hacer el programa”, añade.

“Habían sacado una tarta con cien velas”

La también presentadora cuenta su historia ante la atenta mirada de su homólogo en la radio, Aimar Bretos, quien no puede evitar preguntarle: “Cómo te hiciste eso”. “Ricardo Merina era el productor ejecutivo, y todos los jueves venía una hora antes a hablar conmigo a mi camerino. Repasábamos el programa, me hablaba de sus cosas, me sacaba las mías. Ese día no vino, yo estaba con un monitor, estaba viendo las últimas horas… Me meto en el baño del camerino, lloro, me destrozo, se va el maquillaje a la porra y me re maquillo yo. Y me metí a plató. Era el programa número cien y me acuerdo hasta de algunos invitados”, expone a renglón seguido Montero.

“Carlos cometió algo que, creo, no me respetó, que fue llamar a un íntimo amigo nuestro porque él creía que iba a poder acompañarme. Llevábamos ya… era un programa de tres horas y pico y cuando veo a Manolo entrar en plató digo “Me cago en la leche, alguien ha hablado”. Y eso me debilitaba”, continúa. “Por el pinga me dice la directora, que nunca me hablaba por el pinga, “¿Estás bien?”. Habían sacado una tarta con cien velas, y digo “Tengo que aguantar, queda poco…” No recuerdo como salí de ese plató, ni cómo cogí la bolsa, ni el coche”, pronuncia algo emocionada.

“El dolor es capaz de meterte en la cama para los restos. Y no”

En un alegato sobre cómo llevar el dolor y el sufrimiento, la informadora expone que estos nunca pueden superarte: “El dolor te ayuda a crecer, pero lo justo, como te excedas en consumir dolor, te puede, te mete el diente y acaba con tu vida, y es capaz de meterte en la cama con depresión para los restos. Y no”.

Mariló Montero, que perdió también a su madre por culpa de la ELA y a su padre en un accidente asimismo de tráfico, reconoce que ve “con serenidad” la muerte, menos la de los hijos. “Ese es otro terreno”. Con todo, asume que “no pierde la empatía” ante este tipo de noticias cuando les pasan a otros, pero que tampoco se pone “en plan niñera”. “Trato que la persona se tome su tiempo y pase su proceso, pero que lo madure rápidamente”, señala, precisamente, para que el dolor no sea capaz de hundir.