Omar Montes acudió este pasado lunes a divertirse a El Hormiguero, donde abordó sus últimos proyectos, pero también dio el juego necesario para un espacio como el que conduce Pablo Motos. El artista, que ha confesado su hartazgo con el reguetón, contó algunas anécdotas divertidas de su adolescencia, como la época en la que vendía pastillas de Avecrem como si fuera hachís.

“En realidad les hacía un favor, las drogas son malas”, abundó el intérprete, que desató una carcajada generalizada en el plató del programa de Antena 3. Montes puso de manifiesto su picardía de joven, explicando que siempre le buscaban después para que rindiera cuentas, pero el madrileño salía airoso. “Al final, un poquito de Avecrem no hace daño”.

Esta anécdota, que ya desveló en el documental El Principito, la recordó ante Pablo Motos, aunque también explicó que lo hacían “por necesidad”, o bien para “comprar el abono transportes o bien para ir al Burger”. “Iba por el barrio oliendo a pollo frito. Era horroroso”, abundó el cantante. “Me da pena que algunos no supiesen el favor que les estaba haciendo”, ironizó el artista.

Cansado del reguetón

Pero más allá del show al que siempre se presta Montes, reconoció que está pasando por una época de “hartazgo con el reguetón”, por lo que ahora ha dado un giro hacia el “flamenquito”. No obstante, admite que el viraje se ha producido “de rebote”, cuando en un programa de televisión una espectadora le acusó de no saber cantar. “¿Qué no sé cantar? Me puse a improvisar flamenco y se quedó todo el mundo loco. El vídeo se hizo viral”, rememoró el madrileño antes de anunciar que en breve lanzará una colaboración junto a C. Tangana de un tema bautizado como Una y mil veces.

“Quiero hacer himnos que se estudien en los colegios dentro de veinte años. Al final, ya he estado dos años rompiéndolo en lo que son ventas digitales. Ya no tengo nada que demostrar, ahora quiero hacer lo que me gusta: flamenco. Y quiero mezclarlo con otras cosas y dejar el reguetón apartado hasta nueva orden”, insistía el invitado.