El programa de cribado de cáncer de mama en Andalucía está provocando alarma y frustración entre muchas mujeres debido a los prolongados retrasos en la entrega de resultados. Casos como el de Feli, que acudió a su primera mamografía en noviembre de 2024 y no obtuvo seguimiento hasta abril de 2025, evidencian las graves consecuencias de una gestión sanitaria que arrastra décadas de déficits acumulados bajo el Gobierno de Juanma Moreno Bonilla.
“Me hicieron la primera mamografía el 19 de noviembre y hasta abril no me llamaron para que hiciera más pruebas. No me esperaba que me llamaran, ni me acordaba siquiera”, relata Feli en declaraciones a laSexta Xplica. Tras la espera, recibió cita para el 2 de mayo, cuando le realizaron una nueva mamografía y una ecografía, y posteriormente fue derivada al hospital para una biopsia.
El resultado tardío tuvo consecuencias dramáticas: “Hasta el 17 de mayo no supe lo que tenía. Me han cortado el pecho. Si me hubieran llamado antes, tal vez no me lo hubieran tenido que quitar entero, sino solo un trocito”, explica la mujer, cuya historia refleja la gravedad de los retrasos y el impacto físico y emocional que sufren las pacientes.
Además del daño sanitario, Feli denuncia la absoluta falta de explicaciones: tras pasar por esta experiencia traumática, no recibió ninguna justificación sobre por qué su seguimiento se demoró casi seis meses. Este vacío informativo se suma a la sensación de abandono por parte del sistema sanitario andaluz, que según denuncian las afectadas, no ofrece mecanismos claros de transparencia ni de atención a las víctimas de estas negligencias.
Los testimonios de mujeres como Feli se multiplican en los últimos días, reflejando un patrón que pone en entredicho la eficacia del programa de cribado en la comunidad autónoma. Las críticas se centran en la gestión del Gobierno de Moreno Bonilla, que acumula varias denuncias por retrasos en intervenciones quirúrgicas, pruebas diagnósticas y revisiones médicas. La demora en la detección de tumores puede marcar la diferencia entre tratamientos menos invasivos y cirugías más agresivas, como lamenta Feli.
Negocio con la Sanidad
Sobre ello ha reflexionado Antonio Maestre, desgranando los motivos del polémico retraso en el cribado de cáncer de mama en Andalucía, denunciando la relación entre la degradación de la sanidad pública y el beneficio de la privada. Según el periodista, “es evidente que la sanidad privada no tendría negocio si la pública funcionara correctamente. Si el servicio público ofreciera atención rápida y de calidad, nadie pagaría por lo mismo en la privada”.
Maestre cuestiona el sistema actual con ejemplos claros: “¿Quién acudiría a una prueba diagnóstica si la cita en la sanidad pública no tarda seis meses? ¿Quién recurriría a un especialista privado si en la pública se puede conseguir cita en un año y medio?”. Para él, el lucro del sector privado depende directamente de la ineficiencia del sistema público.
“Si lo público funcionara a la perfección, la sanidad privada no tendría razón de ser”, afirma el periodista, quien advierte que la lógica del beneficio empresarial se impone sobre la salud de quienes no pueden pagar. “Se da por normal que haya mujeres con menos recursos que pierdan la vida en este proceso mientras otros hacen negocio. Parece que no importa si algunas mujeres mueren, siempre que haya quienes puedan costear el tratamiento”, añade Maestre.
El escritor subraya que existe un “negocio que prospera a costa de la vida de las personas más vulnerables”, y denuncia que la sociedad y las autoridades lo aceptan con indiferencia. Su análisis apunta a una doble responsabilidad: de la administración, por no garantizar la eficacia de los servicios públicos, y de un sistema privado que obtiene beneficio precisamente de esas carencias.
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