Publicar un disco es el sueño de cualquier banda. Pero no siempre es fácil. La tecnología puede ayudar en muchos aspectos, pero también se convierte en una barrera en otros. Hemos hablado con Linze, la gran promesa [ya realidad] del rock madrileño, para que nos cuenten cómo las nuevas herramientas están cambiando la industria discográfica y saber si la tecnología está provocando "interferencias" en la música.

Linze han optado por el crowdfunding

Ahora mismo, tienen en marcha un crowdfunding para financiar el lanzamiento de su próximo disco, Interferencias, que ya tienen grabado. “Ganamos un concurso a nivel nacional en el que había más de 500 participantes. El premio era  grabar un disco de 10 temas en Estudio Uno, en el que han grabado gente como Leiva… hace poco estuvo allí Joaquín Sabina”, explican.

No queríamos sacar un disco con tanto potencial con una promoción tan básica

Tabla de salvación para Linze

Pero el patrocinador, que iba a hacerse cargo de toda la promoción, decidió no seguir adelante y el proyecto no llegó hasta el final. “Nos quedamos con un disco de una calidad excepcional, pero que necesitaba algún tipo de financiación”.

El crowdfunding se ha convertido en la tabla de salvación “para todo lo que lo que lo rodea: diseños, videoclips. No queríamos sacar un disco con tanto potencial con una promoción tan básica”.

La idea parece haber sido acertada, porque a día de hoy va “sorprendentemente bien. Conseguimos el 50% de la financiación mínima en una semana, cuando tendría que durar 40 días. Estamos muy contentos. Nos ha pillado desprevenidos”.

La tecnología está cambiando toda la industria

Tecnología

“La tecnología está cambiando toda la industria”, afirman. Pero no solo en la comercialización de los álbumes, también en su disfrute: “Hay gente en el crowdfunding que nos está diciendo que no quiere el disco físico. El cedé empieza ya a ser más una pieza de coleccionista, de fan. No es tanto para reproducirlo, como para tenerlo”.

Pero también el modelo de negocio de las bandas: “Conseguir financiación de una manera tan variopinta, sin tener un mecenas concreto o una empresa como una discográfica que te ayude a financiarlo, es un cambio de paradigma brutal”.

Ahora es más difícil hacerte un hueco y destacar

Competencia sana

Eso hace que sea “un poco más fácil ser independiente, pero también abre las puertas a mucha más competencia y mucha más variedad. Ahora es más difícil hacerte un hueco y destacar, porque hay mucha gente muy buena que es capaz de acceder a esos medios y conseguir esa publicidad”.

Pero creen que se trata de una competencia beneficiosa: “Es bueno que haya esa variedad, tener a muchos músicos buenos aportando lo que saben hacer y sus creaciones”.

Estamos viendo cómo nos pueden ayudar los algoritmos a aumentar la difusión

Linze y las redes sociales

Linze aseguran que la promoción tiene que pasar, cómo no, por las redes sociales. “Hasta ahora hemos intentado reforzar la presencia, que la teníamos poco tratada. Respondíamos cada uno, cuando veíamos que llegaba un mensaje. Ahora estamos poniendo un poco más de cabeza, analizando las horas a las que se conecta la gente más a menudo y viendo cómo nos pueden ayudar los algoritmos a aumentar la difusión y llegar a gente que no nos conozca”.

Una situación provocada por el propio crecimiento de fans de la banda. Antes conocían a toda su base por su nombre. Pero ahora también están utilizando sus perfiles para darse a conocer a nuevas personas.

Y no solo eso: “También estamos tanteando revistas y medios especializados a los que les interesa tener información de grupos para darlos a conocer. Es lo que necesitan. Antes no estábamos hablando con ellas y diciéndoles estamos haciendo esto y tenemos estas valoraciones.

Somos un poco conservadores en cuanto a los sonidos y los instrumentos

Instrumentos

Otro aspecto que está impactando la tecnología es la propia creación: “La está cambiando bastante, aunque Linze somos un poco conservadores en ese aspecto, en cuanto a los sonidos y los instrumentos”.

Diego, el teclista de la banda, nos cuenta que “sin ir más lejos, parte de los teclados que aparecen en el disco fueron grabados en Copenhague, porque yo estaba allí durante seis meses de Erasmus. Pude grabarlos, pasarlos al estudio, meterles un plugin que les da la calidad que tendría un piano de cola o incluso meter sonidos muy ambientales, muchos sonidos que van a ser muy novedosos en este disco”.

Esos cambios son más notables, incluso, “si nos vamos a otros estilos de música. Te encuentras cosas bestiales, como los discos de Billie Eilish, que se los hace en casa y tienen sonidos muy poco habituales, no solo un sonido de guitarra clásica y un micrófono, sino que tienen mucha edición”.

Aun así, Diego asegura que “el ser humano, el instrumentista, es fundamental. La máquina solo es una herramienta. Lo importante es cómo usas esa herramienta. Cuando un carpintero talla un mueble, por mucho que tenga nuevas herramientas, nuevas sierras, al final es su creatividad y su forma de usarlas lo que hace que pueda ser un mueble simple sin decoración o uno barroco, lleno de florituras”.

Él mismo, que viene de la música clásica, está descubriendo nuevos instrumentos: “Hace un año que tengo un teclado Hammond digital y tiene tantísimas posibilidades que aún no las he explorado todas. Es como un juguete para mí”.