El pasado día 15, celebramos el día internacional de la Democracia, un recordatorio anual de la importancia de la participación ciudadana y los valores democráticos en nuestra sociedad global.

Por cierto, si no respondiste a nuestro cuestionario en el que poníamos a prueba tus conocimientos sobre este modelo de gobierno, todavía estás a tiempo de hacerlo.

La Gran Recesión provocó un desplome de la satisfacción con la democracia que apenas se ha recuperado

Satisfacción con la democracia bajo mínimos

Pero quizá, ni te molestes en hacerlo, porque “la satisfacción con la democracia, la confianza en las instituciones y los agentes del sistema (gobierno, partidos políticos, parlamento, sistema legal y judicial) se desplomaron tras la Gran Recesión y, en el caso de España, apenas se han recuperado”.

España, en la cola de la satisfacción con la democracia

España, a la cola de la confianza en las instituciones. Fuente: Pablo Simón Cosano - Fundación "la Caixa"

Esta es una de las principales conclusiones del capítulo La importancia de la cultura y la calidad institucional para la consecución de acuerdos sociales, que recoge una investigación llevada a cabo por Pablo Simón Cosano, de la Universidad Carlos III de Madrid. El estudio, se incluye en el libro Desigualdad y pacto social, publicado por el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, con el que esta institución se ha propuesto “ofrecer un retrato preciso de la extensión de la desigualdad en España, sus factores determinantes y las políticas necesarias para su reducción”.

Las democracias más antiguas tienden a mostrar mayores niveles de satisfacción

Más antigüedad = más confianza

Simón explica que “cuando se analiza la satisfacción con la democracia en los países de nuestro entorno se pueden extraer dos conclusiones básicas. La primera es que las democracias más antiguas tienden a tener mayores niveles de satisfacción con el funcionamiento de su sistema político”.

Como prueba, durante el periodo de 1999 a 2019 el nivel de satisfacción en Alemania, Dinamarca o los Países Bajos se sitúa por encima del 60%, frente a los valores más bajos de las naciones del sur de Europa.

La segunda cuestión clave es “la oscilación en la satisfacción”. Según este investigador, es “justamente en el segundo grupo de países donde la satisfacción cae de manera más importante durante el periodo de la Gran Recesión”.

En España, el proceso está siendo más lento

Diferente recuperación

Sin embargo, a pesar de que el impacto es similar, la recuperación ha sido diferente: “Aunque en Portugal los valores se han recuperado a gran velocidad, en Italia o España el proceso está siendo más lento". De hecho, antes de la pandemia, nuestro país "mostraba uno de los niveles más bajos de satisfacción con su democracia, lo que apuntala la idea de que cuando el sistema tiene fallos en su eficacia, sus bases de apoyo tienden a erosionarse”, explica Simón.

Una brecha que se ha ido abriendo con el tiempo: “Las evaluaciones de la confianza en las instituciones y los agentes del sistema –gobierno, partidos políticos, parlamento, sistema legal y judicial– oscilan en sentido parecido. Los países europeos tenían unos niveles de confianza en sus instituciones que no estaban tan alejados entre sí a finales de los 2000. Sin embargo, se aprecia una importante división en dos grupos a partir de la Gran Recesión”.

La participación de los españoles en manifestaciones autorizadas alcanza cotas muy altas

Más protestas que organización

Una valoración de la democracia que tiene luces y sombras: “La participación electoral de los españoles no se distingue demasiado de la media europea. Sin embargo, su intervención en manifestaciones autorizadas legalmente alcanza cotas muy altas, y un 20% de los ciudadanos ha asistido al menos a una en los últimos 12 meses. En el polo contrario se sitúan los Países Bajos y el Reino Unido”.

Sin embargo, aunque “tener un tejido de asociaciones políticas, pero también sociales o sin ánimo de lucro, puede contribuir al desarrollo de normas y redes que faciliten la vida pública”, según los datos de la investigación, “los españoles no destacan particularmente en este ámbito: son los cuartos por la cola en índice de ciudadanos que más se implican en la vida asociativa”.

Además, otras formas de participación, como el contacto directo con los representantes políticos, son también mucho más escasas en nuestro caso.

Gobierno de expertos

Otra conclusión relevante de la investigación es que prefermios los gobiernos de expertos, porque nuestra confianza en los partidos también se ha visto mermada en las últimas décadas.

Simón resalta que “esto ha reforzado la popularidad de la tecnocracia, es decir, la idea de que sean expertos los que se encarguen del ejercicio del poder. Hay cierta evidencia preliminar de que la Covid-19 habría reforzado esa preferencia, al menos durante su primera fase”.

Por último, el experto concluye que en nuestro país, “la noción de democracia está muy conectada con la justicia social“. Según explica, en las naciones en las cuales “el potencial redistributivo del estado de bienestar es menor, hay más querencia por la igualdad social, y a la inversa. Además, para los españoles, considerar central la justicia social en su concepción de democracia no entra en contradicción con otros valores”.

Esto hace que apoyemos este valor “como central en democracia”, pero que también respaldemos “en un grado similar otros aspectos como la separación de poderes, la celebración de elecciones libres y competidas o la participación directa de los ciudadanos”.