“Alcanzar acuerdos políticos duraderos es esencial para resolver problemas estructurales como la desigualdad social en España”. Ese podría ser el resumen del capítulo “Una cultura política poco acostumbrada al dialogo. Los condicionantes políticos del pacto social”, llevada a cabo por Margarita León, Manuel Alvariño y Llorenç Soler, de la Universidad Autónoma de Barcelona.

La investigación forma parte del libro del libro Desigualdad y pacto social, publicado por el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, con el que esta institución se ha propuesto “ofrecer un retrato preciso de la extensión de la desigualdad en España, sus factores determinantes y las políticas necesarias para su reducción”.

En las reformas del estado del bienestar hay más consenso del que parece

Acuerdos duraderos contra la desigualdad

“Parece un poco paradójico que, a pesar de que hay mucha polarización política, mucho enfrentamiento entre partidos, cuando miras las reformas del estado del bienestar, hay bastante más consenso del que parece”, explica León.

Sin embargo, “este consenso no está repartido igualmente entre distintos ámbitos de la política”, detalla.

Esa fue la razón principal para la realización de esta investigación: “Tratábamos de entender por qué los acuerdos son mucho más difíciles de alcanzar en educación, por ejemplo, que en pensiones; por qué no ha habido mucha polarización en temas como la reforma fiscal, frente a la que hay en políticas más de carácter moral. Tratamos de buscar la explicación política a por qué el acuerdo es más factible o probable en unos sitios que en otros”.

En el sur de Europa es muy poco probable que se aprueben políticas morales

Políticas morales

León explica que “en las políticas morales, que pueden tener una dimensión religiosa -el aborto, la eutanasia, temas que cuestionan los roles tradicionales de género como el matrimonio homosexual-, lo que dice la literatura académica es que en el sur de Europa es muy poco probable que se aprueben este tipo de leyes, porque el conflicto entre la derecha y la izquierda en el eje moral es muy fuerte”.

Una situación cuyo origen se sitúa en la propia formación de los estados modernos, que genera un conflicto histórico entre el estado y la iglesia. “Lo que nosotros probamos es que es verdad que hay mucha polarización en torno a los temas morales, hay una distancia entre los votantes de izquierda y de derechas, que en el sur de Europa es más acusado que en el norte”, detalla.

En España, la polarización es tal, que los gobiernos de izquierdas han sido pioneros

Impulso por la polarización

Sin embargo, esa polarización puede tener un impacto positivo: “Lo que vemos en España es que la polarización es tal, que los gobiernos de izquierdas han sido pioneros en muchas de estas leyes, que se han aprobado mucho antes que en la mayoría de países similares”.

Es decir, en estos casos, “la polarización, más que inhibir la legislación en este ámbito, lo que hace es acelerarla. Y como en España ha habido más gobiernos de izquierdas que de derechas, hemos avanzado mucho más en este ámbito”.

Más polarización

“Lo que nos está pasando es que el espacio político es cada vez más polarizado, lo hemos visto en esta campaña”, razona esta investigadora, “Temas que hasta ahora no entraban en la contienda electoral, ahora sí lo hacen”.

La evolución reciente del panorama político español, también ha supuesto cambios: “Con la entrada de la extrema derecha, la violencia de género ha pasado de ser una política impulsada por el gobierno, pero apoyada en buena medida por el partido Popular, a formar parte del debate”.

Riesgo

Como explica León, “cuando hay un espacio tan polarizado, el riesgo de que todo entre en la dinámica de la competencia entre partidos es muy alto”.

Desde su punto de vista, es fundamental “un consenso en temas que no se pueden polarizar, hay reformas que necesitan largo plazo, independientemente de quién las impuse. Hay problemas en España que necesitan esos grandes acuerdos: hay un problema de pobreza estructural importante, de pobreza infantil… una serie de temas que tienen un carácter estructural que no deberían ser objeto de debate”, especialmente ahora, que “estamos en ciclos electorales que son eternos”.

Decretos ley

“Vemos un uso cada vez mayor de los decretos ley”, señala. “Los gobiernos, como los parlamentos son espacios donde se escenifica mucho el conflicto, los utilizan para sacar adelante sus políticas”.

Como posible solución este equipo de investigación propone “reforzar las comisiones parlamentarias. En países como Inglaterra o Dinamarca, que las tienen muy asentadas, hay más personal técnico que de los partidos y, sobre todo, no están expuestas a la atención mediática. Por eso, es mucho más fácil que los representantes políticos lleguen acuerdos a los que no llegarían si tuviesen las cámaras delante, como sucede en el Congreso de los Diputados”.

Pero advierte de que “esto no quiere decir que los gobiernos se tengan que convertir en maquinarias tecnócratas, pero sí deberíamos entender que hay que resguardar parte de las políticas públicas de carácter institucional más profundas, del escenario político”.