Hace apenas una semana, se celebraba el día internacional de Cero Deshechos, promovido por las Naciones Unidas. Una jornada en la que el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) destacaban la importancia de una gestión adecuada de los residuos.

Durante este día de reflexión sobre nuestra forma de afrontar la crisis de los deshechos, la organización nos llamaba a cambiar nuestros hábitos de consumo, para reducir la generación de residuos.

Generamos más de 2.000 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos al año

Los deshechos, un problema mundial

Según la ONU, “la Humanidad genera entre 2.100 millones y 2.300 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos al año”. La institución advierte de que “cuando se gestionan de forma inadecuada, gran parte de esos desechos (desde desperdicios alimentarios y plásticos hasta productos electrónicos y textiles) emiten gases de efecto invernadero o sustancias químicas tóxicas. Esto daña los ecosistemas, provocaa enfermedades y amenaza la prosperidad económica, lo que perjudica de manera desproporcionada a mujeres y jóvenes”.

"El consumo excesivo nos está matando. La Humanidad necesita una intervención", declaraba el Secretario General de la ONU, António Guterres. Y añadía: "En este Día de Cero Desechos, comprometámonos a poner fin al ciclo destructivo de los desechos, de una vez por todas".

Alrededor del 19% de los alimentos se desperdician

Consejos para reducir el consumo y los residuos

Por eso, la ONU ofrecía algunos consejos para ayudar a reducir esta vorágine de consumo y residuos. La primera es luchar contra la producción de comida que termina en la basura: “Alrededor del 19% de los alimentos a disposición de los consumidores se desperdician cada año, a pesar de que 783 millones de personas pasan hambre. Entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta proceden de la producción de alimentos que acaban desperdiciándose”.

Las soluciones propuestas por la institución para los ayuntamientos y autoridades locales van desde “promover la agricultura urbana”, hasta “utilizar los residuos alimentarios en la cría de animales, la agricultura, el mantenimiento de zonas verdes y muchos otros usos”.

Pero también podemos poner algo de nuestra parte: “los consumidores pueden comprar solo lo que necesitan, aceptar frutas y verduras menos apetecibles pero perfectamente comestibles, almacenar los alimentos de forma más inteligente, aprovechar las sobras, compostar los restos de comida en lugar de tirarlos y donar alimentos antes de que se estropeen, algo que facilitan un montón de plataformas informáticas (apps y sitios web)”.

Menos del 1% del material utilizado para producir ropa se recicla en nuevos artículos

Textiles

La OU advierte: “Menos del 1% del material utilizado para producir ropa se recicla en nuevos artículos, lo que supone una pérdida anual de valor material de más de 100.000 millones de dólares. Además, la industria textil consume cada año el equivalente a 86 millones de piscinas olímpicas de agua”.

Para contrarrestarlo, “la industria de la moda necesita volverse más circular. Las marcas y los minoristas pueden ofrecer modelos de negocio más circulares y productos que duren más y puedan rehacerse, los gobiernos pueden proporcionar infraestructuras para recoger y clasificar los textiles usados, los comunicadores (incluidos los influencers y los directores de marca) pueden cambiar la narrativa de marketing de la moda, y los consumidores pueden evaluar si sus compras de ropa son necesarias”.

Basura electrónica

La presión de los fabricantes de equipos electrónicos para fomentar el consumo, hace que la mayoría de ellos acaben en los vertederos y, además, antes del fin de su verdadera vida útil.

La ONU propone: “Mediante una política sólida, los gobiernos pueden animar a los consumidores a conservar sus productos durante más tiempo y, a la vez, presionar a los fabricantes para que ofrezcan servicios de reparación, un cambio que aportaría una serie de beneficios económicos. Asimismo, pueden implementar la responsabilidad ampliada del productor, una política que puede garantizar que los productores de bienes materiales sean responsables de la gestión y el tratamiento de los desechos”.

Menos recursos

Según Naciones Unidas, “el uso de materias primas se ha triplicado con creces durante los últimos 50 años, lo que ha impulsado la destrucción de espacios naturales y alimentado la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad y la contaminación y los desechos”.

Los productores “pueden cumplir con las normas de ecodiseño establecidas a nivel nacional para reducir el consumo de energía y recursos y minimizar los productos químicos peligrosos en la producción. Estas normas también garantizan que los productos sean duraderos, reparables y reciclables durante todo el período en que los consumidores los usan”.