El futuro hacia el que avanzan las ciudades será eléctrico sí o sí. No tanto en nuestras casas, donde ya es así en gran medida. Sobre todo nos referimos a la movilidad. Ahora, para ello es necesario que el vehículo eléctrico sea una alternativa real al de combustión fósil. No solo para desplazamientos cortos. También para viajes largos. Y de momento hay algunos aspectos que es necesario mejorar.

Agencia Europea de Medioambiente

Lo ha puesto de relieve la Agencia Europea de Medioambiente. Porque para que tengamos una alternativa real, hay que partir de análisis serios y despasionados que detecten las debilidades. Esta institución ha emitido un informe sobre los vehículos eléctricos en el continente. El estudio destaca que la venta de este tipo de coches está avanzando a buen ritmo. Mientras que en 2014 se pusieron en circulación 40.000 unidades, en 2016 esta cifra se ha elevado ostensiblemente hasta los 200.000. Son embargo, el gran talón de Aquiles del vehículo eléctrico sigue siendo su autonomía. No solo por lo que de factor disuasor tiene para los posibles compradores. También por una cuestión práctica.

Una electrolinera cada 100 km

El informe ha evaluado la autonomía de estos coches y ha llegado a una conclusión lógica, pero en la que se piensa poco. Para que un parque de coches eléctricos significativo pudiera circular con normalidad sería necesario una electrolinera (es decir, una estación de recarga) cada 100 kilómetros como mínimo. Pero eso lo es lo más complejo. Lo realmente relevante es que tendrían que ser unas instalaciones monstruosas. Teniendo en cuenta los tiempos de recarga y la cantidad de coches prevista, se trataría de lugares se necesitarían varias hectáreas para acoger estos vehículos sin generar esperas. Y por último, el problema de siempre. Instalaciones muy extensas y complejos suponen una inversión muy elevada. Una inversión que difícilmente se amortizaría sin se quiere que los costes derivado de tener un coche eléctrico no se disparen y se mantenga competitivo con el coche de gasolina. De hecho, el menor coste en el consumo es el gran aliciente de los coches impulsados por batería. Sin duda son retos importantes. Pero hay que tener en cuenta que estamos ante una tecnología emergente, en la que se está investigando y que tiene un enorme margen de mejora. Es lógico pensar que dentro de muy poco tiempo tendremos coches con mucha más autonomía y unos tiempos de recarga menores.