El foro de Davos, que arrancó ayer y se prolongará hasta este viernes, 20 de enero, ya no es lo que era. Por lo menos, en términos de atención mediática e interés de las audiencias, en especial, en los segmentos más jóvenes. Por eso, el World Economic Forum (WEF), que organiza ese evento, busca la receta mágica para captar la atención de esos colectivos.

Davos busca la receta mágica para la economía mundial, por supuesto, pero parece que también busca la que le haga mantener su influencia y su capacidad de marcar los destinos de medio mundo, a base de reunir a quienes parecen manejar los hilos: quienes mandan en el mundo de la política y de las grandes empresas.

Davos quiere llegar a las generaciones más jóvenes, a través de YouTubers

YouTubers

Y, para conseguir llegar a esos tramos de edad que no parecen mostrar el más mínimo interés por lo que se cocina allí, han echado mano de la receta más fácil. Aunque al hacerlo, han demostrado su absoluta falta de conocimiento de dónde están las generaciones más jóvenes.

Davos ha tirado de YouTubers como tiran de billetera, porque es su forma de hacer las cosas. “Algunos de los creadores digitales más fascinantes y con mayor conciencia social del mundo se unirán este año a los líderes estatales y empresariales en la ciudad alpina de Davos”, afirman en su web.

Son el mayor grupo de creadores de redes sociales que jamás haya participado en Davos

Influencers

Los seis elegidos representan, según la organización a Brasil, México, Nigeria, Ghana, India y Oriente Medio. Desde el WEF afirman que “la delegación 2023 de YouTube es el mayor grupo de creadores de redes sociales que jamás haya participado en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial”,

El “representante” de habla hispana es el mexicano Luis Villar, alias Luisito Comunica, conocido por sus contenidos de viajes. A día de hoy, cuenta con 39,8 millones de suscriptores en su canal de YouTube.

Se observa una disminución de la colaboración a escala global

Claves

Entre los temas más destacados de la agenda del encuentro, está en primer lugar “la ola de fragmentación” a la que el WEF asegura que “hay que poner freno”. “En un mundo asediado por retos complejos e interconectados, existe una preocupante tendencia a la división. En los últimos años se observa una disminución de la colaboración a escala global y la doble crisis de la pandemia de COVID-19 y la guerra de Ucrania ha acelerado esa tendencia”, afirman desde Davos.

Por eso, “Es crítico encontrar soluciones significativas para abordar las crisis superpuestas de los recursos globales de la energía y los alimentos, así como las débiles perspectivas económicas”.

Algo que es especialmente grave en el caso de la energía: “La actual crisis energética plantea graves problemas a los hogares, las empresas, la política y la economía. Los líderes del mundo tienen que tomar decisiones difíciles para proteger a los ciudadanos y para que las fábricas puedan seguir funcionando en el corto plazo, mientras al mismo tiempo se avanza hacia la transición al cero neto y se asegura la competitividad de las economías en el largo plazo”.

El alza del coste de la vida está llevando a millones de personas a la pobreza

Poco optimismo

Y las perspectivas de futuro no son buenas. A la “grave inseguridad alimentaria”, que se ha duplicado desde 2019, se unen “dificultades económicas en los próximos meses, pues la elevada inflación, el bajo crecimiento y el fuerte endeudamiento amenazan al empleo y a las empresas”.

La convergencia de crisis está provocando una situación en la que “más de dos terceras partes de las pequeñas y medianas empresas (pymes) luchan por su supervivencia. Al mismo tiempo, la crisis del alza del coste de la vida está llevando a millones de personas de todo el planeta a una situación de pobreza”.

En los próximos dos años, la crisis del coste de vida seguirá siendo la principal amenaza

Riesgos

Además, “con la persistente amenaza sanitaria y económica de una pandemia mundial y una guerra en Europa como telón de fondo, a principios de 2023 el mundo se enfrenta a una serie de riesgos que parecen al mismo tiempo totalmente nuevos e inquietantemente familiares”.

Los principales riesgos actuales son “la energía, los alimentos, la inflación y la crisis general del coste de vida. En los próximos dos años, la crisis del coste de vida seguirá siendo la principal amenaza, seguida de las catástrofes naturales y las guerras comerciales y tecnológicas”, explica el WEF.

A medio plazo, “la falta de mitigación del cambio climático y de adaptación lideran la lista, y la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas se consideran uno de los riesgos mundiales que más rápido aumentan en la próxima década”.