La Aceleradora Unoentrecienmil, primera unidad de terapia no farmacológica implantada en España, ya está en marcha en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. Un nuevo servicio para pacientes pediátricos oncológicos que se suma a sus tratamientos convencionales como una terapia complementaria y que estará pautada por el equipo de Oncología del hospital.

La iniciativa combina el ejercicio físico de precisión de los niños enfermos de cáncer con la investigación y el uso de una aplicación tecnológica. Está basada en una investigación que promovió la Fundación Unoentrecienmil en 2018 que concluyó, con datos científicos, que la práctica pautada de ejercicio físico es beneficioso para su sistema inmune, hasta el punto de reducir el tiempo de hospitalización en un 17%.

Antes de las conclusiones finales de la investigación ya se hizo patente el efecto beneficioso del ejercicio

Hemos hablado con la directora y doctora Elena Huarte-Mendicoa -que ha liderado este proyecto desde la puesta en marcha del estudio científico inicial, hasta el último detalle del espacio físico de la Unidad que se ha inaugurado hace unas semanas en la Paz-, para que nos cuente todos los detalles de esta iniciativa, que además es finalista de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social.

¿Cómo nace el proyecto?

Hicimos una apuesta fuerte por investigar el impacto de la práctica del ejercicio físico en el sistema inmunitario de los niños. En el mundo de los adultos esta investigación ya tiene más recorrido, pero no en el caso de la población infantil.

En 2018 impulsamos un proyecto liderado por el doctor Alejandro Lucía, que es catedrático de la Universidad Europea. Este grupo de investigación es único en España y es muy reconocido también a nivel mundial.

De los 49 hospitales que dan servicio a niños, solo seis tenían un gimnasio

¿Cómo fue la investigación?

Duró dos años, terminó en 2020 y ya antes de tener las conclusiones finales veíamos lo grande que era esto. Nos preguntamos hasta qué punto nuestros niños tienen acceso a esto como una terapia coadyuvante. Y no, no sustituye a la farmacología, pero ayuda, ¿no? Vimos que en 49 hospitales que dan servicio a niños, solo seis tenían un gimnasio. Y contar con uno no significa que esté integrado como parte del tratamiento. Y, desde luego, no significa que tengan un proyecto investigación detrás.  

Nos dimos cuenta de que, si realmente tienen un impacto tan positivo, tenemos que facilitar que todos los niños de nuestro país puedan acceder a ellos.

La toxicidad de los tratamientos impacta en los cuerpos de los niños y ralentiza los resultados

¿Cuál es el beneficio real?

Como ayuda en el sistema inmunitario: el cuerpo está mucho más preparado para recibir los tratamientos, porque está más fuerte. En tratamientos que se pueden extender en el tiempo, la toxicidad que se le mete al niño hace que su cuerpo esté más flojito, más delicado y por lo tanto todo se ralentice. Sin embargo, con el ejercicio físico se puede reducir hasta un 17% del tiempo de tratamiento.

Además, tiene otros efectos muy importantes. Por ejemplo, en los niños con cáncer es bastante frecuente que sufran problemas cardiovasculares durante la enfermedad y después. A través del ejercicio físico se pueden prevenir.

A un niño le queda por delante toda una vida de efectos secundarios. Por eso, en la medida en que podamos, debemos no solo curarlo, sino hacerlo mejor.

Y surgió el concepto de la aceleradora…

Sí, por la aceleración del tiempo. Ahí es donde anclamos el beneficio principal, aunque ya has visto que hay otros. El objetivo es llevar este modelo a todos los hospitales de España.

El otro pilar fundamental de la aceleradora es la investigación, porque nuestra misión en el mundo es llegar a la curación de la enfermedad y eso solo es posible con investigación.

¿Cómo se hace realidad el concepto?

Tiene dos dimensiones. Una es al física, que es el propio gimnasio, que es la parte más visible, lo más espectacular. La arquitectura del espacio, porque además es súper inspiradora para los niños y muy fuerte visualmente. Es como si hubiéramos creado un molde que podemos replicar a un menor coste.

También hemos desarrollado una herramienta tecnológica que va a ayudar a los terapeutas que estén impartiendo las sesiones de ejercicio con los niños. Es la que va a recoger toda la información del hospital y de todos los hospitales. Como una especie de big data para que el proyecto de investigación avance lo más rápido posible.

¿Cuáles son los próximos pasos?

Hemos dedicado tres años a diseñar todo esto, porque no se trataba de un proyecto de humanización ni de construcción de un espacio. Lo que hemos hecho es diseñar un servicio terapéutico accesible para cualquier hospital modular. Es decir, que dependiendo de cuál es la situación de partida del hospital, podemos ir con el servicio completo, solo con la parte física o solo con la parte digital. Es fácilmente escalable.

Es decir, que a partir de ahora, allá donde queramos o podamos ir, no nos llevará tres años. Será simplemente una cuestión de conseguir la financiación, de la que se encarga al 100% la fundación, gracias a un montón de empresas que han creído en esto y a un montón de personas particulares que han realizado donaciones.