El año que acaba ahora ha sido un año muy particular, en el que la perplejidad de la profesión económica no ha dejado de intentar encontrar razones para analizar lo que ha pasado. Más que intentar generar un relato coherente, para el que todavía falta algo de tiempo y una visión más completa de los indicadores del año, quizá podemos repasar los principales conceptos que, para o bien o para mal, hemos manejado a lo largo de este año. Comencemos.

Cuellos de Botella: el tirón de la demanda movido por el consumo embalsado y las dificultades logísticas para poner en marcha la maquinaria de las cadenas de suministro globales provocó que los cuellos de botella se colaran en nuestro vocabulario. Lo han sufrido, sobre todo, lo fabricantes de automóviles que dependían de los chips asiáticos, pero también los fabricantes de móviles, y hasta los bodegueros que se encontraron sin botellas de vidrio ni corcho para atender la demanda.

Efecto base: Efecto por el cual, si en 2020 los indicadores económicos se hundieron, en 2021 las tasas interanuales de esos mismos indicadores se han disparado, provocando dificultades de interpretación de la evolución económica. El efecto base ha sido relevante en el caso de la inflación y del crecimiento económico, sobre todo en el segundo y tercer trimestre de 2021.

Inflación. Invitada poco esperada y poco deseada. La subida de precios del gas y de los combustibles ha impactado, junto con los cuellos de botella y la demanda disparada, en subidas de precios que no veíamos desde hace décadas. Las autoridades monetarias señalan que el mal perdurará durante la primera parte de 2022, cuando está previsto que se comiencen a retirar los estímulos monetarios.

Desacople: 1. Situación paradójica en la que la evolución de las variables económicas no apuntan en el mismo sentido. En 2021, la evolución de la afiliación, la recaudación y los indicadores de confianza económica, todos ellos francamente positivos, no se han correspondido con la evolución del Producto Interior Bruto, que se ha situado, pese a las diferentes revisiones, por debajo de las previsión. El efecto más notable de este desacople es un descenso brusco de la productividad, todavía por explicar.

Desacople: 2 Situación por la que la economía española se ha descolgado de la evolución de la eurozona, que está a punto de recuperar los niveles previos a la pandemia. España lo hará en 2023.

Transición Justa: Modelo de transición energética, tecnológica y ecológica que tiene en cuenta los impactos sociales, incluyendo el coste sobre consumidores, la desaparición de puestos de trabajo y el impacto en el territorio de las políticas de transición energética. España se la juega en su estrategia en el medio y largo plazo.

Afiliación: Número de personas que cotizan, en los diferentes regímenes, a la Seguridad Social. En España, en 2021, hemos alcanzado el récord de afiliados, con más de 19,7 millones de personas, la cifra más alta desde que se tienen registros.

España Puede: Plan de reformas e inversiones presentado bajo el nombre oficial de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, en el marco del mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia. 69.000 millones de euros en 10 políticas palanca y 20 componentes de inversión. La puesta en marcha del mecanismo ha sido notablemente compleja y laboriosa, pero se ha llevado los beneplácitos de la Comisión Europea, siendo el primer país que obtiene el primer tramo de financiación.

Reformas: Asignatura pendiente de la economía española, y elemento fundamental para recibir los fondos europeos, que este año ha logrado notables resultados en el ámbito del fomento del crecimiento empresarial, el mercado de trabajo, pensiones, apoyo al emprendimiento y régimen concursal. No siempre se reforma a gusto de todos, y los debates sobre los contenidos y reformas van a durar.

Acuerdo Social: Resultado exitoso de las negociaciones entre los agentes sociales, notablemente los sindicatos y las organizaciones empresariales. Este año han servido para prolongar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), lograr un primer acuerdo sobre la reforma de las pensiones y la reforma del mercado laboral. Sin embargo, no fue posible alcanzarlo en la elevación del Salario Mínimo Interprofesional.

Crisis de Solvencia: Lo que ocurre cuando se alargan las crisis y las medidas de liquidez no son suficientes para mantener las empresas. España intentó solucionarla con ayudas de difícil ejecución y una serie de instrumentos financieros destinados a la medianas y grandes empresas. Los resultados han sido desiguales y lo veremos en 2022, cuando se levante la moratoria sobre concursos de acreedores.

Presupuestos Generales del Estado: 2021 ha visto la ejecución de los primeros presupuestos del gobierno de coalición, situación que se ha repetido para 2022, con el apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados. Los niveles de gasto público se dispararon para absorber los fondos europeos y para hacer frente a la recuperación de la post-pandemia. Aun así, la Comisión Europea calificó a los de 2022 de contractivos. En 2023 se reactiva el pacto de estabilidad y crecimiento, y tendremos que hacer frente a importantes medidas de consolidación fiscal.

Política Monetaria y Fiscal de la Unión Europea. El Banco Central Europeo renovó su política monetaria, cambiando el objetivo de inflación a un objetivo simétrico y a largo plazo alrededor del 2% de crecimiento de los precios. Se espera que en 2022 se reforme o se remoce el componente de política fiscal, ya que las reglas fiscales de la eurozona, ahora suspendidas, reflejan un consenso económico desactualizado, rígido y complejo.

Apocalípticos. opinadores con cierto nivel de cualificación que aciertan tres de cada dos crisis o reveses de la economía española. Este año destaca el vaticinio de que la Comisión Europea iba a rechazar el plan de recuperación español, y la advertencia de que España iba directa a la quiebra y el rescate por su política fiscal manirrota semanas antes de que la Comisión calificara los presupuestos de contractivos.