Teresa Ribera, todavía vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, disfruta de sus últimos momentos en el Gobierno antes de poner rumbo a Bruselas, donde asumirá la vicepresidencia ejecutiva y las carteras de Transición y Competencia en el Ejecutivo de Úrsula von der Leyen. Este martes, desde el Consejo de Ministros, ha impulsado uno de sus principales proyectos de esta legislatura: la Comisión Nacional de la Energía. La recuperación de este nuevo órgano ya se recogía en el anteproyecto de febrero, que ahora se manda al Congreso de los Diputados.

La Cortes recibirán el proyecto de ley que retira las competencias de energía a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y se las entrega a un órgano encargado de "velar por la libre competencia y el correcto funcionamiento del mercado desde la eficiencia económica", según recoge el texto. Es decir, el Gobierno ha extraído parte de la CNMC y ha definido un nuevo supervisor que pone el foco en el sector energético, uno de los principales beneficiados de la crisis derivada de la guerra de Ucrania, en detrimento de los consumidores.

Los objetivos principales de este movimiento son dos: favorecer unos mejores precios para los hogares y seguir avanzando en el combate del cambio climático. “Garantizar la seguridad en su suministro y su competitividad en cuanto a precios” de cara a “apuntalar un mayor nivel de bienestar de los consumidores domésticos y propiciar una más elevada competitividad de nuestras empresas”, por un lado; y el “el advenimiento del cambio climático en las agendas públicas internacionales y estatales”. Para ello, es necesario que el sector energético “se someta a la fiscalización de autoridades externas que realicen tareas de regulación y supervisión capaces de evitar potenciales fallos del mercado”.

Al frente de la CNE estará, según ha detallado la vicepresidenta, alguien elegido "entre personas de reconocido prestigio y competencia profesional en el ámbito de actuación de la Comisión, con una experiencia mínima de 5 años en materias relacionadas con los sectores objeto de supervisión", tal y como recoge el anteproyecto de ley. El mandato tanto del presidente de la CNE como de los consejeros será de seis años, sin posibilidad de reelección.

Un organo de "necesaria" recuperación

La resucitada CNE nació en 1995 y murió en 2013. Hace más de diez años, el organismo que se dedicaba a velar por la competencia efectiva y la transparencia del mercado eléctrico se integró en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Ahora, el Ejecutivo cree necesaria su recuperación y defiende su compatibilidad con la CNMC. De esta manera, el Gobierno pretende mantener la apuesta por una energía limpia y barata que evite dependencias de terceros países y de fuentes contaminantes tras la marcha de Ribera.

Más de una década ha pasado desde que la CNE fue disuelta y desde entonces se ha avanzado en nuevas fuentes de energía y en el impulso de las conocidas por aquel entonces, especialmente en España. El organismo será también encargado de supervisar este tipo de materias, como la regulación de la futura red de hidrógeno verde. Asimismo, contará con capacidades incentivadoras y sancionadoras de cara a las energéticas en aspecto como el trato al usuario o el cumplimiento de los objetivos de descarbonización.

Ribera asume Transición y Competencia en Bruselas

La supervisión del sector energético tendrá un órgano específico más allá del órgano de Competencia; mientras, Ribera asumirá ambas funciones en la Comisión Europea. Von der Leyen, reelegida presidenta del Ejecutivo, ha elegido a la española como una de las seis vicepresidentas y le otorga la responsabilidad de “una transición limpia, justa y competitiva”. “También va a ser responsable de la cartera de Competencia y se va a ocupar de que Europa siga por el buen camino para cumplir con los objetivos del pacto verde europeo y podamos digitalizar y descarbonizar nuestra economía a la vez”.

Con este nombramiento, la ministra española asumirá dos carteras clave para los Veintisiete. Por un lado, su tarea al frente de Competencia se centrará en vigilar y auditar a las grandes tecnológicas, buscando garantizar la aplicación de las nuevas reglas europeas de servicios y mercados digitales. Asimismo, en lo referido a la cartera de transición ecológica y social (Clean, Just and Competitive Transition), ámbito en el que es experta Ribera, su principal reto será compatibilizar los objetivos climáticos del Pacto Verde Europeo con las reivindicaciones del sector agroganadero.