La idea de Eduardo #niunpinchoalabasura ha llegado ya a toda España. Foto: FB Cafetería Positano



Cada día desde hace más de un mes se repite el mismo ritual. Se envuelven los pinchos sobrantes del día y se colocan en una caja de cartón. La ciudad, Oviedo, duerme. Se echa el cierre y junto a la verja se deja la comida.

La Cafetería Positano, situada en el barrio de San Lázaro es uno de los 25 establecimientos asturianos que han decidido aprovechar lo que sobra para ofrecérselo a quienes lo necesitan.

La idea se lo ocurrió a su propietario, Eduardo López, al ver que cada vez eran más las personas que pasaban a última hora a pedir algo de comer. “Aunque se les daba -recuerda- sobraban más, así que ¿por qué no?”.

Para el recreo de los niños
En el tiempo que lleva de cara al público ha visto con sus propios ojos cómo ha cambiado el perfil de quien no tiene que llevarse a la boca. “A mí no me llega gente que duerme en la calle”, asegura. Es más, “uno de los chicos que viene me dice que estos pinchos son para el recreo de sus hijos del día siguiente”.

Eduardo convive con la cara más cruel de la crisis. “Hay quien ha echado en falta la comida el día de cierre, que no ponemos, y muchos nos ha dejado el curriculum”.

La solidaridad del dueño se ha extendido a los clientes, que en ocasiones dejan pagados más de un pincho para la caja de excedentes. Aun así, “hay noches que los pinchos no llegan a la puerta”, confiesa este asturiano al que le llueven elogios por su iniciativa.

El poder de Facebook
Eduardo se valió de las redes sociales para dar a conocer la decisión que había adoptado. Lo publicó en Facebook y a los pocos días eran miles los comentarios. Al principio trataba de contestar, pero “llegó un momento en que era imposible”. Aunque ya ha pasado más de un mes, todo comenzó el 11 de septiembre, sigue recibiendo felicitaciones.

La iniciativa solidaria de esta cafetería se inició a principios de septiembre y es todo un éxito.



Cuestión de higiene
No obstante, también hay quien ha llamado la atención sobre el tema de la higiene al dejar a la puerta del establecimiento la comida. Eduardo ya ha tenido una inspección de Sanidad, “y no creo en las casualidades”, pero “no ha pasado nada”. “Vino un hombre, que además de ser inspector, es persona”. Sin embargo, sabe que podría tener problemas si “alguien dice que comió algo aquí y le ha sentado mal. Es algo que tengo que asumir”.

Buena publicidad
Aunque no es el primero en hacer algo así, la iniciativa de Eduardo ha sido criticada por considerarse un modo de hacer publicidad del local. “Todo lo que hacemos lo publicamos en Facebook, así que lo de los pinchos lo pusimos también sin pensar en más”, confiesa. “Si es publicidad, bienvenida sea”.

Recogida común de pinchos
Su cabeza, eso sí, continúa pensando formas de gestionar la donación de comida. “Hay muchas propuestas y se las trasladamos al Ayuntamiento”. Eduardo ha pensado incluso en una recogida común de los pinchos de los establecimientos que quieran sumarse. “La administración podría encargarse de cogerla y repartirla”. Sabe que no está solo en esto y que todo es posible “si nos organizamos”.