Los continuos cambios impuestos por Joseph Oughourlian en el Grupo PRISA, así como en la dirección tanto de la Cadena Ser como en el diario El País, están provocando un terremoto interno tanto en las redacciones como en los despachos de las estrellas radiofónicas y periodísticas de los medios mencionados. La situación es crítica, con una guerra abierta a nivel accionarial y movimientos tectónicos que cambian destinos cada 24 horas, y el temor empieza a difundirse entre quienes quieren conservar el cajón de las esencias de un grupo que empieza a ver cómo la dirección del empresario con raíces armenias derechiza su línea editorial y delimita sus parrillas por intereses privados.
De hecho, según ha podido saber ElPlural.com de fuentes de la máxima relevancia en el organigrama de Cadena Ser, esta misma semana el propio Oughourlian, a través de sus directivos de reciente nombramiento, ha dejado claro a varios de los líderes de opinión del grupo radiofónico líder en España que quiere adoptar un nuevo rumbo que pase por “hacer menos seguidismo del Gobierno”. Una orden directa, bastante clara, que se ampliaba con otra premisa: “No tiene sentido hablar tanto del novio de Ayuso”.
De esta forma, el empresario, dueño de Amber Capital y máximo accionista de Prisa, reclamaba a las estrellas radiofónica de la Ser que profundizasen menos en las causas en las que está envuelto Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Una orden que, además, coincide con una semana de máxima actualidad para el empresario investigado por varios delitos, entre los que se encuentra el fraude confeso de cerca de 350.000 euros tras las comisiones recibidas por ejercer como enlace entre empresas de material sanitario.
Este mismo martes, de forma caprichosa, y apenas unas horas después de que Oughourlian reclamase a los líderes de la Ser menos atención al novio de Ayuso, el comisionista ha recibido dos varapalos del Tribunal Supremo. El primero se ha producido cuando su exabogado Carlos Neira ha declarado en calidad de testigo ante el Alto Tribunal reconociendo que su representado le dio vía libre para alcanzar un acuerdo con la Fiscalía: “Haz lo que veas”. El segundo ha llegado con una sentencia durísima en la que los juzgados de la plaza de París desestimaban la demanda del novio de Ayuso contra la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, por definirle como “defraudador confeso”.
Máxima actualidad limitada por las directrices de Oughourlian que no ha sentado bien a algunos de los capos mediáticos del grupo, que sienten que su trabajo durante meses se está viendo minusvalorado y coartado. Estas mismas voces no dudan en señalar a algunos de los responsables, a través de quienes el mandamás en Prisa trata de reconfigurar la agenda. Uno de ellos es Fran Llorente, recientemente nombrado director de contenidos de Cadena Ser, quien, pese a que muchos vinculen con raíces socialistas por su etapa al frente de los contenidos de RTVE durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, otros concluyen que se trata de un estómago agradecido con predisposición a derechizar la parrilla bajo el mantra de la centralidad. Pero no es el único.
La purga silenciosa en PRISA
En este sentido, uno de los cambios más significativos en la estructura del grupo ha sido el nombramiento de Pilar Gil como nueva consejera delegada de PRISA Media. Hasta ahora directora financiera, su promoción refuerza la estrategia de Oughourlian de situar al frente del negocio editorial a perfiles de su plena confianza, especialmente tras haber pilotado la refinanciación de la deuda, que extiende los vencimientos hasta 2029.
En el área de radio y audiovisual, Jaume Serra ha asumido la dirección general tras la salida de Carlos Núñez y José Miguel Contreras, dos figuras clave que ahora han sido reemplazadas por perfiles con menos visibilidad pública pero más alineados con el nuevo rumbo empresarial. La intención es clara: reducir el peso de los nombres históricos y reforzar una gestión más controlada y vertical.
A nivel institucional, también ha habido movimientos relevantes. Consejeras independientes como Isabel Sánchez y Pepita Marín han sido apartadas de las comisiones clave del Consejo de Administración tras manifestar discrepancias con la nueva hoja de ruta. El mensaje que ha lanzado Oughourlian con estos cambios es inequívoco: el grupo avanza hacia una etapa de centralización del poder, con una dirección editorial mucho más marcada por la lógica del capital y menos por la autonomía periodística.